Escribía el pasado año en ‘Vamo’ Animarnos (I), así era el título del artículo de opinión y nombre de una de las 1.050 casetas, que –dentro de cada una de ellas– existían relaciones, lazos, vivencias, amistades que venían desde hacía muchos años.
En esta ocasión quiero ensalzar a nuestros mayores, esa generación que ha hecho y contribuido sobremanera a que hoy seamos como somos, y estemos educados a imagen de su mejor saber y entender.
Y decidí escribir sobre ellos al escuchar una conversación de Sofía, «la madre de Enrique», o de Carmen, «la madre de Clara» (siéntanse identificados todos los padres y mayores), cuando vinieron a pedir permiso en la caseta de sus hijos porque –decían– era «la caseta de ellos». Las madres de Enrique o Clara (al igual que todas) sólo respondían así por educación y saber estar, porque ellas deben saber y si no se lo digo yo (convencido de hacerlo en nombre de todos los hijos) que una caseta no es sólo de sus socios.
Una caseta es de sus socios y de aquellas personas a quienes les debemos todo, incluida la vida; una caseta es un lugar de encuentro donde nuestros mayores caben siempre sí o sí; una caseta es un lugar magnífico para compaginar y encontrarse varias generaciones.
Solo hay una cosa mejor en la Feria que ser socio de una caseta, y es que «lo sean tus mayores»... y que puedan honrarnos siempre, siempre, siempre con su presencia; porque de todos es sabido que todas las casetas –en general- y Vamo Animarnos –en particular- son y serán siempre de sus mayores, lo verdaderos socios de estas. Se lo merecen por respeto, para que sigamos aprendiendo de ellos?y para que se queden un rato con los nietos, que todo hay que decirlo.
Mientras tanto, buena feria y ¡sé feliz! ~