Desde el alba y hasta la madrugada, todos estamos sometidos a estrategias que se superponen por oleadas para vendernos argumentos caducados. De continuo, en esta era de la hipercomunicación que nos percute a través de múltiples y modernísimos canales, de modo más o menos explícito o subrepticio se diseminan conceptos obsoletos, recetas fracasadas, polémicas anacrónicas, prejuicios sobrepasados, pronunciamientos estériles, debates impostados. Tomen un poco de distancia sobre sí mismos y sobre el ruido de fondo mediático, y repasen la carta de raciones y medias raciones de argumentarios que intentan colarnos en la actualidad política, económica, laboral, educativa, sanitaria, deportiva,... Les garantizo que en nuestro mundo de hoy no solo hay aparatos tecnológicos cada vez más innovadores y manejables, sino también un ingente caudal de conocimiento y pensamiento producido por miles y miles de personas para conformar mejor los desafíos del presente y del porvenir gracias a hacer evolucionar nuestra mentalidad y nuestras decisiones. A partir de los buenos fundamentos de nuestra civilización y desmontando todas las equivocaciones cometidas en el pasado por ignorancia o por villanía.
Sirva como referencia el acto organizado por Edelvives el pasado día 1 de marzo, en el salón de actos del sevillano Colegio San José (Padres Blancos), bajo el lema ‘Educar aquí y ahora’, con la presencia de centenares de representantes y profesores de los colegios concertados de órdenes católicas. Mientras desde algunos ámbitos se intenta machonamente influir en el conjunto de la población española para, en lo concerniente al sistema educativo, mantenerla enquistada y polarizada mediante diatribas y contenciosos espoleados artificiosamente, en cambio la finalidad y los ponentes de dicho acto estaban a años luz. Isauro Blanco, director del programa educativo de la American Society of Comunication, explicó con ejemplos muy concretos, desde sus experiencias con alumnos en Estados Unidos y París, cómo es ineludible aplicar en los sistemas educativos, y en el día a día en las aulas, los conocimientos esenciales que la neurociencia y la neuropsicología han aportado sobre el funcionamiento de cada zona del cerebro, y sobre su conformación distinta en edad infantil, adolescente y adulta. Eso no es ciencia ficción, sino cultura general.
Ya se sabe cómo funciona en el hipocampo la memoria a largo plazo, que asimila patrones y procesos, no datos, mientras que la memoria operativa, en el lóbulo prefrontal, es la que absorbe los datos pero solo mientras se usan. Ya se conoce cómo trabajar en el sistema cerebelo-vestibular la capacidad de atención y de pensar de los niños, y lo perjudicial que es para ello en los primeros cursos de Primaria el tradicional modelo de educación sedentaria, con cuatro y cinco horas cada día sentados en clase en filas y casi sin moverse. Son contraproducentes decenas de hábitos e inercias en los formatos de enseñanza y evaluación, que ya no se sostienen como paradigmas a la luz de lo que sabemos sobre nosotros mismos. Ya hay numerosas experiencias de progresos educativos, en Sevilla, España y el mundo, protagonizadas por docentes y directores ‘de toda la vida’ como María Teresa Alonso y Carmen Pellicer, también muy convincentes durante dicho acto, que comprendieron que no podían seguir enseñando con lo que sabían hacer en los años 80. Y concienciados de que los niños de hoy no pueden afrontar el futuro si se les ofrecen las recetas del pasado.
Cuando los asistentes salieron a la calle y activaron sus móviles, sus aparatos de radio, sus redes sociales, sus televisores, retrocedieron, como poco, desde el 2017 a 1977.