Viajar para comprender el mundo

Viajar te hace sentir libre y afortunado. Te renueva por dentro. Y eso se nota por fuera

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27 jun 2018 / 20:27 h - Actualizado: 27 jun 2018 / 23:36 h.
"Turismo","Viajes","El paraíso en mi mochila"
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Hemos venido a la Tierra a experimentar, a aprender, a crecer como personas pero sobre todo a disfrutar de esa oportunidad llamada vida. Nacemos, crecemos, nos formamos, conseguimos nuestro primer empleo, nuestro primer ascenso, tenemos el primer novio, el segundo, el definitivo, nos casamos, tenemos un hijo, etc. Pero, ¿nos hemos preguntado alguna vez si eso es todo lo que queremos?

Eso mismo me planteaba yo antes de tomar la que ha sido una de las decisiones más acertadas de mi vida: la de dar la vuelta al mundo con poco más que una mochila, un billete de ida a Yakarta y las dos primeras noches de alojamiento reservadas. Desde ese momento muchas cosas han cambiado dentro de mí y me atrevo a decir que todas han sido para bien. No tengo muy claro donde me llevará la revolución interior que ha significado este viaje pero de lo que sí estoy segura es de que ahora soy más feliz y tengo una visión, aún si cabe, más optimista de la que tenía antes sobre la vida. Sólo por eso valió la pena. Mi frase favorita siempre ha sido: «La vida es un regalo que Dios nos da, la manera de vivirla es el regalo que nosotros nos hacemos». Lo que es cierto es que hemos venido a ser felices, y es nuestra obligación no distraernos. Así que debemos tener los cincos sentidos abiertos a captar esos pequeños placeres que nos ofrece el día a día. Y viajar, precisamente, requiere mantener del todo alerta los cinco sentidos. Lo que nos ayuda a ser más conscientes de lo bello que es nuestro planeta. Viajar te hace sentir libre y afortunado. Viajar te renueva por dentro. Y eso como dice el del yogur, se nota por fuera.

Sin embargo, entre mi acéfalo arrojo hacia un mundo totalmente desconocido para mí, que algunos con algo de razón puedan tildar de locura, hasta un viaje planificado dentro tu nación con una agencia, existen un sinfín de maneras de viajar. Y todas son válidas. Cada uno debe adaptar el viaje a su personalidad, sus gustos y la cantidad de riesgo que esté dispuesto a asumir. Pero viajar, siempre viajar. Viajar es lo contrario a morir. Para viajar no hace falta irse a Las Antípodas con una tabla de surf o recorrer Sudamérica en bicicleta; viajar es cualquier cosa que se haga con mirada de curiosidad y ganas de disfrutar al máximo de la belleza que ofrece el entorno. El viajero es amante del descubrimiento y adicto a salir de la rutina. De la manera que se consiga da igual, solo o acompañado; en la otra punta del mundo o en tu propia región; en alojamiento rural o en hoteles de ciudad; albergándote en hostels, casas de amigos o de desconocidos (coachsurfing); yendo con mochila o con maleta de ruedas; con un presupuesto desahogado o con lo mínimo para sobrevivir hasta que se encuentre un voluntariado. No importa cómo, lo que sí importa y mucho es la actitud, mirar desde la óptica adecuada, vivirlo con un espíritu positivo, de entusiasmo y de aprendizaje. O lo que es lo mismo, el espíritu viajero; pero ese ni se compra ni se vende, eso se tiene o no se tiene, aunque la buena noticia es que como cualquier cosa en la vida, se puede potenciar. Con ese objetivo escribiré unas líneas en este sección para animar a que todo el mundo desarrolle su lado más aventurero. Os iré contando sobre algunos de los destinos que he podido conocer, y compartiré fragmentos de mi teoría sobre las innumerables ventajas de viajar y su correlación con la felicidad. Me llama la atención que todos leamos sobre los beneficios de hacer deporte, comer bien o tener buenas relaciones pero nadie nos enseña los beneficios de viajar.

Viajar te aleja de la ignorancia y te acerca a unos de sus antónimos, la tolerancia, porque te demuestra que con sentido común eres capaz de mantener una convivencia cordial con cualquier persona del mundo por muy diferente que sea su cultura e incluso su idioma, si esa persona también hace uso del mismo sentido.

Viajar te invita a la reflexión, al diálogo contigo mismo, a saber quién eres realmente y lo que te hace feliz.

El viaje te hace flexible, te hace más humano. Viajar te hace comprender la cantidad de mundos que existen y que cada lugar es único y mágico; y te da la oportunidad de tomar de cada uno lo mejor. Asimismo pasa con las personas.

Viajar aumenta la confianza en sí mismo pero también te hace dudar de casi todo y replantearte muchas cosas. Porque cuando conoces distintas culturas, distintas formas de ver la vida reconoces que no hay una sola verdad que hay muchas, y por eso viajar también te enseña a escuchar.

Mis viajes son de lo más bonito que me ha dado la vida y será un placer compartir los relatos con ustedes a través de este espacio, aportando también consejos prácticos para los diferentes destinos. Veremos que hay viajes para todos los bolsillos, para todas las edades y para todos los gustos. No existe obstáculo alguno para que, los que se sientan atraídos por el movimiento y por la curiosidad de conocer otros lugares, lo hagan realidad. Por tanto preparen las maletas porque juntos emprenderemos un excitante viaje que empieza hoy. ¡Abróchense los cinturones porque este vuelo acaba de despegar!