Estos días la ciudad y la propia vida adquieren un ritmo, un olor y un color especiales. Las calles, bares y restaurantes se llenan con las comidas y cenas de empresa, amigos, familias etc; el aroma a castañas y chocolate con churros está presente y el alumbrado navideño es el acertado recordatorio de que, cuanto más oscuro está el entorno, más cercana está la oportunidad de brillar con luz propia... Disfruto mucho de ésta época del año y si hay una palabra que la describa a la perfección es REUNIÓN, en su sentido más original y natural, ahí radica el sentido de la Navidad (y, si me apuras, de la vida, en general).
El pegamento social de la humanidad
«Reunión» quiere decir originalmente «volver a ser uno, volver a unir» y es que la Navidad tiene ese maravilloso efecto: nos acerca a los demás, nos acerca a nuestra propia esencia, nos invita a compartir anécdotas, risas y experiencias con nuestra familia, amigos, equipo... En definitiva, nos hace ser más humanos, y como todos somos fundamentalmente personas, es así como nos sentimos más a gusto: al calor de nuestra propia autenticidad, pues no hay pegamento social como la humanidad.
Lo sé, seguramente a estas alturas habrás ido a más de una comida o cena (es posible que a alguna asistieses por compromiso) pero una vez que estás allí, ¿no te sorprendes como algo que enfocabas como un «pestiño» se convierte en un guiño a compartir y en el fondo, descubrimos que todos somos como niños? las reuniones tienen ese efecto «revelador de emociones» porque cuando tienes tu copita de vino en la mano, le sirves la suya al vecino, te da las gracias, caéis en que sólo queda «un culito» y, al unísono, pedíis otra, os pasáis las croquetas, alguien pregunta con una sonrisilla «¿váis a querer postre?» (eso es porque él quiere pero espera a que alguien «secunde la moción»), en ese ambiente, se genera cierta camaradería, se motiva la confianza, sientes que puedes relajarte, que puedes aparcar todos tus demás roles para centrarte en el más básico y esencial de todos: ser persona, ser TÚ (Talento Único).
Grabando momentos
La escritora mexicana, Ángeles Mastretta, nos dice en su libro El mundo iluminado: «Cerrar los ojos en mitad de una reunión con amigos para oírlos mezclando sus pasiones. Grabarnos sus voces como son ahora, porque las vamos a necesitar cuando el tiempo dé la vuelta sobre nuestros párpados», ¡qué bueno eso de cerrar los ojos en medio de una reunión para capturar el momento en tu mente a través de las conversaciones!, esto funciona mejor que la grabadora del Smartphone, porque el teléfono puedes perderlo, la cabeza ya es más difícil...
Echa de nuevo un vistazo a tu agenda y ¿ves esa reunión a la que no pensabas ir? pues ¡acude! probablemente, volver a conectar con tu lado humano, te ayude.
María Graciani