¿Quién le ha dado a Susana Díaz y a la izquierda el título de defensores de las mujeres? La izquierda actual es la mayor responsable de la desigualdad, no ya de la mujer sino del hombre y el niño. Desde que se vino abajo el comunismo a partir de 1989 y antes, no hace más que lloriquear, es el Pepito Grillo de la derecha y de su poder a escala española y mundial. No ha sido capaz de conectar con la gente para combatir la barbaridad que es el neoliberalismo, no tiene alternativa, sólo el lloriqueo y el discurso anacrónico y fácil de ponerle impuestos a “los ricos”, es un fraude para sus electores y un insulto para todos los que fueron encarcelados, torturados o murieron por sus principios, lleva decenios mareando la perdiz y lleva siglos peleándose.

Vox y otros parecidos, han irrumpido en la Historia por la ineptitud de la izquierda, empezando por el PSOE que sigue engañando a la gente con que es izquierda y diciendo eso de que en Andalucía manda el fascismo de Vox cuando alguien de Vox salta con algo que va contra el predicamento vacío de la izquierda llorica.

Ahora ha sido porque Vox se supone que desprecia a las mujeres, pero Vox es un recién nacido y no es una causa sino un efecto de la corruptela de los partidos “tradicionales”. Durante los casi cuarenta años de mandato del PSOE en la Junta –a veces con IU, a veces con el PA- ahí han estado los asentamientos más miserables de España y los barrios más pobres de Europa, en Sevilla, una ciudad cuya categoría no se merece a los gobernantes que tiene ni a quienes los eligen, que ya está bien de tenerle que hacer la pelota al “pueblo” para que consuma productos –sean calcetines o periódicos- y para que voten a éste o a aquél.

Susana Díaz se defiende a sí misma, no a las mujeres andaluzas. Porque en todas esas zonas pobres o necesitadas de Sevilla hay muchas mujeres y ahí siguen mientras han pasado por la presidencia de Andalucía Escuredo, Rodríguez de la Borbolla, Chaves, Griñán y Díaz, todos de la izquierda defensora de las mujeres. Y en 1992 la Expo colocó ante nuestros ojos el mundo de la fibra óptica del futuro y a unos centenares de metros del puente del Alamillo al cuarto mundo, al mundo de la miseria en ciudades occidentales, protagonizado por el vergonzoso asentamiento del Vacie, donde por entonces había casos de sarna y bastantes mujeres que hoy continúan sufriendo su malvivir. Ahí persiste todo eso, de manera que ya está bien de fariseísmos, a las mujeres se las defiende implantando sistemas realmente revolucionarios, con plenos empleos dignos que permitan la conciliación de la vida laboral y familiar, estos progres de tres al cuarto insultan la ideología que yo tenía y que ahora –gracias a ellos- he dejado de tener porque a mí ya no me la dan y sé distinguir las voces de los ecos.

Ahora, si estos ciudadanos de las tres derechas no respetan los principios éticos y religiosos de sus ideologías, serán cómplices de que la mujer y el hombre y los niños más pobres de Europa occidental sigan siendo una dolorosa seña de identidad de la Sevilla y olé del turismo y la hipocresía.

La mujer merece un respeto, no es una pelota de pin pon en un juego al que llaman democracia.