La apostilla

Vuelve a Santa Catalina

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24 nov 2018 / 13:07 h - Actualizado: 24 nov 2018 / 15:28 h.
"La apostilla"

Tras un tiempo de silencio, vuelvo a poner la apostilla en aquellas realidades de la ciudad en las que la fe sirve de argamasa y puntal para quienes la sostienen y las hacen posible. Vuelvo y regreso atrás casi diez años en el tiempo, y se me vienen a la boca los recuerdos dulces de aquel Pregón de las Glorias en el que no pude menos que reivindicar el regreso a su templo de las hermandades de La Exaltación, El Carmen, El Rosario y Santa Lucía, organizando literariamente aquel "Rosario de los Niños del Rosario de Sevilla" que ya podemos, padre Ángel Sánchez, párroco de la Concepción Inmaculada de Nervión, decir que veremos y contemplaremos, sólo que transformado en ese Rosario de mujeres con mantilla que presidirá el Simpecado de Gala de la hermandad del Rosario el día 1 de diciembre y que bien merece la enhorabuena por recuperar una costumbre que espero se mantenga cada año en fecha oportuna.

Vuelve a Santa Catalina una ciudad que andaba ya agnóstica del regreso, sin creer, aunque veía el progreso de un templo que estaba al filo de ese ensanche de un centro histórico, en su eje este-oeste, y que permaneció sin derruirse liberado de las casas que lo rodeaban y asfixiaban y al que en los años veinte González Abreu añadió una portada "para que estuviera más guapa Santa Catalina", trayéndole a Santa Lucía un detalle de la iglesia de su nombre. Vuelve a Santa Catalina la vida del culto, ahora en concordia con el turismo, siguiendo el modelo de la Colegial del Divino Salvador y respondiendo a la necesidad actual de que fe y cultura vayan de la mano.

Vuelve a Santa Catalina y muchos que ni siquiera la conocen quizás no sentirán el mismo escalofrío cuando entremos a verla y veamos que nada permanece y que todo es distinto, pero es, y quizás con Hamlet digamos que "ser es la cuestión". Faltarán muchas personas y muchos detalles, mucha suciedad y mucho cuadro mal conservado. Todo estará perfecto, pero cuando se abran las puertas habrá volado definitivamente lo que fuimos y aprendimos y sentimos en ese templo, ahora devuelto a su esplendor.

Sevilla vuelve a Santa Catalina y debe tener ahora ojos y corazón para otros templos y conventos que precisan nuestra ayuda y colaboración. Ya lo dijo San Juan de la Cruz "El que anda en amores (por Sevilla), ni cansa ni se cansa".