El dinamismo empresarial en el sector de la construcción se reconoce por la efectividad de las inversiones y su traducción en empleo a corto plazo. Las expectativas de incrementos de precios de las viviendas y la creciente demanda de las mismas en régimen de alquiler están estimulando a inversores y entidades financieras en el desarrollo de proyectos. El crecimiento del sector se sitúa por encima del cuatro por ciento.
Venimos pidiendo insistentemente un cambio en el modelo productivo en Andalucía que no se base exclusivamente en el turismo y la construcción, sino que dé pasos firmes y continuados hacia la industrialización y las inversiones en I+D+i. Pero bienvenido cualquier incremento de la inversión en los dos primeros sectores porque no estamos en condiciones de despreciar ni un solo euro en inversiones que produzcan riqueza y empleo.
Pues bien, observamos que en la construcción se vienen movilizando recursos y despertándose el interés con nuevos enfoques requeridos por las necesidades de la sociedad actual. Repetimos, bienvenido sean. Pero quede claro que estas iniciativas solo obtendrán rentabilidad económica y social cuando el mercado pueda absorber el producto final y disponga de capacidad económica para ello, y resulta que esta capacidad únicamente la propicia el empleo estable y salarios suficientes que aumenten los niveles de consumo. El resultado macroeconómico positivo y la reducción de las cifras del paro son indicadores necesarios pero insuficientes, si la capacidad de compra de los consumidores disminuye.