¿Y ahora de qué escribo yo?

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11 ago 2015 / 23:59 h - Actualizado: 12 ago 2015 / 00:02 h.
"Sevilla FC","Alguien tenía que decirlo","Unai Emery","José Antonio Reyes","Banega","Leo Messi","Rakitic"

Empezar a teclear después de un partido como el que hemos degustado es una tarea harto complicada. En serio. ¿Y ahora de qué escribo yo? ¿Qué se puede decir del memorable tributo al espectáculo que depararon Barça y Sevilla? Sólo se me viene a la mente el Liverpool-Milan de 2005 en la final de la Champions, y el Liverpool-Alavés de la UEFA 2001. Una vez calmado, se me aparece una reflexión: no había mejor manera de honrar a los dos equipos con más títulos en Europa en los últimos diez años. La superdécada. La que va desde la temporada 2005-06 a la 2014-15 –incluyamos si quieren esta Supercopa que ya pertenece al curso 2015-16–. Desde entonces, el mejor Barcelona de la historia y los mejores Sevilla que se recuerdan han clavado sus banderas 12 veces, siete los culés y cinco los nervionenses. Pero lo vivido en Tiflis dejará huella. Nada que ver con las sensaciones con las que el Sevilla se marchó hace un año de Cardiff. Ahora, aquel despistado que aún no lo sabía ya conoce la idiosincrasia del Sevilla. Me comentaba hace años un amigo sevillista que ser del Sevilla es una forma distinta de afrontar los problemas, de plantarle cara a la vida. Vaya si tenía razón. ¿Es capaz algún equipo de hacer lo que le hicieron los hispalenses al mejor del mundo, capitaneado en plan estrella por el mejor de la historia? Permítanme que lo dude... Ni la salmonelosis, ni la enésima reestructuración de la plantilla, ni una primera parte en la que la magia de Messi lo hipnotizó, ni ir 4-1 faltando 35 minutos. Nada mata al Sevilla. Pues sí, un estilo de vida. Recupero también una frase que le escuché a Paco González, director de Tiempo de Juego (Cadena Cope): «Es que los sevillistas son muy del Sevilla». Esa aseveración, además de cierta por lo que uno ha podido comprobar en esta bendita ciudad, tiene su explicación –prometo dedicarme a razonarla un día de estos–. El caso es que el Sevilla ha dicho en Tiflis que quiere hacer ruido en la Liga de Campeones. No clavó su bandera en Tiflis, pero sí hincó muchas en miles de corazones por todo el planeta tras su enésima exhibición de orgullo y esa manera cruel de perder casi al final, con medio equipo roto, que lo hace más épico todo. No lo duden, sevillistas, desde ahora su equipo es aún más grande.