Lo raro es que la economía vaya tirando en España, que se esté creando empleo de una manera más que aceptable, según los expertos –precario, vale–, y que sigamos siendo un país tan atractivo para el turismo, con todo lo que está pasando en los últimos años, sobre todo por la corrupción y el independentismo catalán. Va a ser verdad aquello que dijo alguien que conocía bien su país, que era tan importante España que llevamos siglos queriéndola matar y sigue aún viva. ¿Cómo puede aguantar tanto un país, tanta corrupción y a tanto político listo, de todos los pelajes? Estamos hechos de otra pasta, sin duda. Si no fuera por estos problemas tan arraigados en la sociedad española desde hace siglos, seríamos un país imparable, el mejor del mundo, porque tenemos cosas que en otros lugares de la tierra ni las han olido jamás. Nuestra casta política es pésima y muy costosa, pero, ¿solo esto es el problema? ¿Nos hemos preguntado alguna vez qué clase de ciudadanos somos en general? Nos tenemos en muy alta estima, pero va a haber que hablarlo algún día muy en serio.