Y los nominados son...

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08 jun 2018 / 22:30 h - Actualizado: 08 jun 2018 / 22:30 h.

Jamás en mi vida había visto a tantísima peña entusiasmada en España ante la conformación de un Gobierno. La gente está muy enferma. Estamos. Porque reconozco que, por un momento, arrebatado por la oleada nacional de estupor, creí que había posibilidades de que me llamaran para la cartera de Agricultura. Fue eso, la sensación de que podía pasar cualquier cosa –algo absolutamente insólito en política doméstica–, lo que convirtió la estudiadísima revelación paulatina de los elegidos en un espectáculo hipnóticamente participado por todos los españoles, más en categoría de público que de gobernados. A falta de que se supiera el nombre del ministro de Cultura, la gente hacía quinielas en Twitter como en los Oscars: Jorge Javier Vázquez, Antonio Resines, Garbiñe Muguruza... Qué frenesí. Ni los seleccionados, en puertas del Mundial de fútbol, han levantado tanta polvareda. Ni los Supervivientes de la isla, que se están comiendo unos a otros, han avivado tantas pasiones. Está claro que los ánimos tenían que andar por los suelos para que, de pronto, la designación de un astronauta para el Consejo de Ministros desatara esas corrientes magmáticas incontrolables entre el respetable. La política, a menudo, es una losa cuyo peso solo sientes cuando te la quitan de encima de los dedos. La gente necesitaba un Gobierno a la altura de Telecinco, de Hollywood, de sus sobremesas, de sus sueños, de sus discusiones, de sus derroches, de sus fiestas, de su capacidad para nominar al prójimo, de su talento para denostar la política, de su sabiduría quijotesca, de sus sanchopancistas elucubraciones. Un Gobierno de gente como usted y como yo. Sálvese quien pueda.