Y no pueden con él...

El director de Relaciones Institucionales del Real Betis ha recibido ya el alta médica y se recupera en casa del cateterismo que se le practicó hace una semana

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07 oct 2016 / 23:09 h - Actualizado: 07 oct 2016 / 23:10 h.
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Hablar o escribir el nombre de Rafael Gordillo siempre lleva implícito el del Real Betis Balompié. No en vano es el mito hecho carne en verdiblanco. Jugador, presidente, ídolo, estrella o leyenda... Son tantos los cargos reconocidos o, sencillamente adquiridos por méritos propios, llevados en el club de las trece barras, que basta sólo con nombrarlo para que todos lo asociemos a esas cinco letras.

La vida ha querido que juegue otro partido importante, esta vez fuera de los terrenos de juego y arriesgando mucho más que un leve moratón en la espinilla.

El pasado sábado, tras encontrarse mal, Rafa tuvo que ser hospitalizado por un dolor torácico. En principio, nada grave. Unas horas en observación y para casa, le dijeron. Pero las horas iban pasando y la cosa empeoró. El dolor en el brazo se acrecentaba y los médicos volvieron a realizarle nuevas pruebas. Todos los síntomas conducían al mismo diagnóstico: un síndrome coronario agudo. A sus 59 años, Gordillo tuvo que ser intervenido de urgencia. Se le practicó un cateterismo y se le colocaron dos stents. Las primeras horas en UCI no fueron fáciles y hubo que esperar hasta el lunes para pasarlo a planta. Ayer viernes recibió el alta médica y desde entonces descansa en su domicilio, donde se recupera de este susto.

No faltó un jugador de la primera plantilla por los pasillos de ese hospital. Tampoco un directivo del Betis. Por haber, hubo hasta aficionados que, acompañando a sus familiares, se percataron de su estancia y quisieron darle ánimos. El grito unánime del beticismo y el mundo del fútbol en las redes sociales retumbaba en aquella clínica: «Y no puede con él, y no puede con él...».

No han podido, ni podrán por ahora. Porque Rafa es así. Con ese aspecto cansado, con la mano derecha en la cintura y la mirada baja. Siempre pensativo. Y sin espinilleras que le protejan de cuantas patadas recibe. Esta ha sido sólo otra más. De las que duelen, cierto. Pero de la que se va a recuperar. De hecho, ya lo está haciendo.

Rafa ha sido costalero, del Señor de la Salud, nada más y nada menos. Conoce bien eso de pasar fatiguitas cuando caen los kilos. Y también de cómo encajar las patadas, porque más de una ha recibido cuando las botas eran botas y las punteras se reforzaban con puntillas. Rafa sabe mucho de la vida y el fútbol. Y sabe perfectamente que ahora toca cuidarse y de verdad.

Hasta el fútbol ha querido hacer un paréntesis en su calendario para que se recupere y no se pierda nada. Tanto es así que hasta el destino ha querido que todo esto ocurriese en la previa de un Betis-Real Madrid. Sus dos equipos, sus dos amores y los que le han dado todo. Será bonito volver a homenajearlo el día 15. Seguro que más de uno recuerda cómo tembló el Villamarín con estos dos equipos como protagonista el día de su homenaje. Daba hasta miedo deambular por los vomitorios, parecía que se venía abajo el estadio. Seguro que has temblado, Rafa, como aquel día tembló el campo. Pero como entonces, ni te has caído, ni te caerás. No pueden contigo.