Y venga tonterías...

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08 abr 2019 / 08:00 h - Actualizado: 08 abr 2019 / 11:58 h.
"Opinión","La vida del revés"
  • Parlamento de Andalucía. / EFE
    Parlamento de Andalucía. / EFE

No entiendo la razón por la que los políticos pueden decir, señalar o acusar, sin problema alguno. Dicen los que les viene en gana y no pasa nada. Sin embargo, un jovencito publica un tuit haciendo chistes sobre no sé qué y se lo llevan por delante en los medios de comunicación, en los tribunales y en las redes sociales. No entiendo nada, de verdad.

El jueves pasado, durante la sesión de control al Gobierno en la cámara andaluza, la diputada y portavoz adjunta de Vox, Ángela Mulas, dejó caer que en la sanidad pública, como norma general, se anima a las mujeres a abortar. Ole, ole y ole. Me dicen que ni se desmayó por la vergüenza, ni se atragantó a causa de la risa tonta que le da a uno cuando dice una bobada de tamaño sideral, ni nada de nada. «Como norma general, desde la sanidad pública animan a las mujeres al aborto». Esto fue lo que dijo. Y, de paso, reclamó que el sistema ofrezca alternativas diversas a las mujeres. Como si no se hiciera ya. El desconocimiento de la realidad por parte de algunos políticos es insultante.

Hay que ser muy imprudente, o muy ignorante, o hay que tener muchas ganas de hacer daño, para decir estas cosas. ¿Tenemos que pensar que los médicos de la sanidad pública se dedican a esperar a las embarazadas en las esquinas de los pasillos de los hospitales y ambulatorios para ofrecer abortos de todo tipo? ¿Tenemos que creer que todas las mujeres carecen de criterio propio y se dejan manipular por otros para decidir sobre su maternidad? ¿Se puede tratar con esta frivolidad un asunto tan serio sin que pase nada? ¿Mandarán los médicos de la sanidad pública a freír puñetas a esta señora? ¿Seremos capaces en el futuro de dar la espalda a una clase política mediocre hasta el dolor?

Es una pena que asuntos como el aborto o la eutanasia se cuelen en los discursos políticos en plena campaña electoral y que se utilicen para arañar un puñado de votos. Es una pena que el nivel de los políticos no dé para más, no dé para saber tratar con un mínimo de sensatez y delicadeza problemas de una seriedad extraordinaria.

El día que aparezca un político con un discurso coherente, con ideas claras, sin ansias por gobernar o hacer dinero, se va a poner las botas. Porque el panorama es desolador.

Jesús Aguirre (PP), consejero de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, contestó diciendo que en la consejería que dirige se está «a favor de la vida, desde la fecundación hasta el final de los días». ¿Acaso alguien está a favor de la muerte, señor Aguirre? ¿Conoce el señor Aguirre a alguien que disfrute abortando? ¿Se puede ser más obtuso en el discurso? ¿Cuándo estos personajes hablan del aborto piensan, al mismo tiempo, en la tragedia que viven esas mujeres obligadas a pasar por el quirófano (sí, obligadas) o en las escasas posibilidades que les ofrece el futuro?

Andalucía ha estado en manos de políticos que han cometido errores y delitos imperdonables (no todos, por supuesto). Ahora está en manos de incompetentes que no saben ni lo que dicen, de políticos que han prometido el oro y el moro y que, de momento no han sido capaces de hacer nada importante.