Viéndolas venir

Ya es primavera

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Álvaro Romero @aromerobernal1
22 mar 2019 / 09:40 h - Actualizado: 22 mar 2019 / 10:15 h.
"Viéndolas venir"
  • Ya es primavera

Hay muchos criterios para pensar que comienza el año, pero el mejor de todos es este despertar de las mañanas que te abrazan de otra manera, con los árboles del barrio en floración y los vecinos subiendo el volumen habitual, con la prisa de los chiquillos por ponerse en camiseta pese a la amenaza de los resfriados y los alérgicos deseando que pasen estas primeras semanas. El año comienza ahora porque ahora comienza, sigue, se renueva la vida, que nunca acaba, al margen de nosotros. Nosotros soportamos la vida. La vida es gracias a nosotros, que nos vamos turnando para que no se acabe nunca.

Los otros criterios son más artificiales: el del 1 de enero, por ejemplo, cuando no nos damos cuenta ni siquiera de que ha empezado el día porque siempre nos levantamos cuando está terminando el concierto de año nuevo y la vida está paralizada por los estragos dulzones de la Nochevieja y lo que queda. O el del 1 de septiembre, o el 10, ya depende, porque comienzan todos los cursos que nos conducen por esos ríos artificiales de la vida cotidiana...

No, si no existieran las obligaciones cívicas ni legales ni las costumbres ni el dinero estaríamos convencidos de que también los seres humanos, como los animales, comenzaríamos el año, la vida, la perpetua oportunidad, en primavera, cuya etimología nos revela ese significado de primum ver, una especie de prólogo al verano...

La primavera es el tiempo de la esperanza, la época de las pasiones pero también de las resurrecciones, los meses del eterno renacer, el segmento del año por el cielo que nos recuerda que todo lo demás que hacemos por la tierra -el curso, las fiestas, la renovación del armario, las elecciones...- es metáfora de lo único importante: volver a impulsarnos sobre la vida.