En este país tenemos la dichosa manía de decirles a los demás lo que tienen que hacer. Me tienen ya aburrido con lo del feminismo. Me quieren hacer feminista a la fuerza y primero me tendrán que dejar que me entere bien de lo que es ser feminista, porque hay definiciones de todo tipo y muchas clases de feminismo. No me importa estar con el feminismo, apoyar la causa de las mujeres, su lucha de tantos años, pero no pueden obligarme a serlo y mucho menos a militar en este movimiento. Menos aún esas que salen a la calle a enseñar las tetas y a insultar a los hombres.
Rocío Márquez, la cantante de Huelva, dijo hace unos días que yo era un “machista de manual”, por haberle escrito que es una cantaora mediocre y que solo dice sandeces en las entrevistas. También dijo que personas como yo no deberíamos existir. Es decir, que no tendría que haber nacido o haberme muerto ya, quise entender. Su representante fue aún más allá, diciendo que mi artículo era “un ataque machista” a su representada. Ataque el de sus fans en el muro de la artista, cientos de personas llamándome de todo, insultándome, y ella no fue capaz de pararlos. Ni lo intentó. Espero no tener ningún altercado con algunos de esos fans enloquecidos si me ven en un teatro o por la calle, porque sería triste.
Si critico a la Márquez, soy machista. Si cuestiono la calidad cantaora de Poveda, soy homófobo. Si le hago una mala crítica a un gitano, soy racista. A ver, el feminismo no me puede hacer feminista por bemoles. Si todos los hombres nos hiciéramos feministas sería la muerte del propio feminismo, porque ya no tendría sentido este movimiento. No sé si lo han pensado bien. Precisamente, nació buscando una igualdad que no hemos facilitado los hombres. Estoy totalmente al lado de las mujeres, en esto, desde que tengo uso de razón porque mi madre fue una mujer explotada y vi más de una vez cómo no solo le negaban sus derechos como mujer, sino que se los pisoteaban.
Algunos cantaores payos dicen que son gitanos en solidaridad con los de esta maltratada y perseguida etnia. José Menese decía que era gitano por dentro y le llamaba primos a los gitanos, sin serlo. Jamás le he llamado primo a un gitano porque no lo soy y, que yo sepa, no tengo parentesco con ninguno. Los quiero, los admiro y llevo cuarenta años trabajando por un arte que es de ellos, según dicen ellos mismos, pero no soy gitano ni gitanista. Soy amante de los gitanos en general y admirador de los grandes artistas gitanos. Y tampoco soy feminista, soy defensor de la causa de las mujeres y me parece una auténtica vergüenza que tengan que verse obligadas a echarse a las calles para reclamar sus derechos.
Si al final me hago o no feminista, es algo que tendré que decidir yo mismo. Y estoy dispuesto a soportar insultos, vejaciones y lo que haga falta, por defender mi derecho a ser un hombre libre.