Viéndolas venir

Zorro sin fábula

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Álvaro Romero @aromerobernal1
11 feb 2019 / 08:18 h - Actualizado: 11 feb 2019 / 08:20 h.
"Viéndolas venir"
  • Una imagen del vídeo. / El Correo
    Una imagen del vídeo. / El Correo

Seguramente habrá visto usted el vídeo, aunque sea sin querer. Un cazador patea a un zorro malherido y lo persigue por los terrones del campo. Como el animal apenas puede ponerse de pie, el tipo lo coge por el rabo y lo lanza al aire al compás de su propia carcajada. El animal se incorpora y da algunos pasos, pero agoniza. Así que el cazador aprovecha para pisotearle la cabeza y saltar repetidamente sobre ella, muy divertido, mientras el zorro se mueve apenas en su último estertor.

El vídeo causó la ira no solo de los ecologistas, sino de cualquier persona con un mínimo de corazón, y una denuncia de una asociación animalista que hizo posible que la Guardia Civil de Huesca identificara al valiente cazador. Pues bien, un juzgado de primera instancia e instrucción de Huesca, donde ocurrió el dantesco episodio reproducido hasta el vómito en las redes, acaba de archivar la causa contra el cazador porque la jueza no ve maltrato animal en el caso.

Lee usted bien, cariacontecido lector, sorprendida lectora: que dice la jueza que no hay maltrato animal. Y lo dice porque maltrato, lo que se dice maltrato, tiene que ser de un animal doméstico, y no porque lo considere ella, persona estudiada, sino porque así lo recoge, recuerda ella, el artículo 337 del Código Penal, que castiga los maltratos a animales, sí, pero que sean domésticos o equivalentes, o, de no serlo, a aquellos actos que se perpetren en un contexto de espectáculo, dos condicionantes que, a juicio de la magistrada, no se dan en este caso. ¡Ea!

Uno, que tuvo la mala fortuna de ver el cruel vídeo que el señor cazador (no quiero faltar, no sea que me pille la jueza) colgó en las redes sociales como espectáculo - pensando seguramente en cosechar muchas visitas- no se ha indignado tanto con el archivo de la causa por el pobre animal como por esa sentencia de los viejos de mi pueblo: hoy cualquiera tiene su carrerita. Y no la del galgo, como se decía antes, sino con papeles y todo, y másteres y más y más, todo homologado y tal.

Alguien debería explicarle a la magistrada que para un cazador de esos la tierra en la que caza es como su domus, o sea, que lo que hace en ella podría considerarse actividad doméstica porque anda más por ella que por su propia casa. Y ello sin entrar a valorar qué significa, si lo fuese, un coto privado de caza, pues ya se sabe que de lo privado a lo doméstico hay un paso. Por otro lado, el carácter espectacular del asunto no se lo da el que ocurriera en un circo, claro, sino en las redes sociales, que es el circo de nuestros días.

Pero para todo ello se precisa una exégesis mundana que seguramente no coincide con ningún tema de la carrerita. Menos mal que la sentencia no es firme y se puede recurrir. Yo apostaría por volver a trabajar las fábulas en la Universidad. Los zorros y las zorras nos lo agradecerían.