Como tantas otras veces, el Partido Socialista Obrero Español se perfila como uno de los actores fundamentales en lo que va a ocurrir, de ahora en adelante, en el ámbito de la política española.
Las elecciones autonómicas, que el próximo día 21 de diciembre se celebrarán en Cataluña, marcarán un antes y un después. Se presenten todas las formaciones, sólo algunas, estén los cabeza de lista en Barcelona, en Bruselas o en Soto del Real. Eso es seguro. Cualquier resultado será motor de un futuro incierto que se podrá teñir de fatalidad o esperanza. Una victoria contundente del frente independentista significaría un retroceso en el tablero de juego que llevaría la situación al punto exacto en el que estamos. Pero con el agravante de cargar de razones a los que ya han demostrado estar dispuestos a hacer cualquier cosa para conseguir sus objetivos. Por el contrario, si los partidos constitucionalistas son capaces de sumar los votos suficientes como para formar gobierno o, al menos, permitir a Ciudadanos intentarlo en minoría, la situación podría dar un vuelco y las formaciones tendrían que volver a recolocarse y trazar nuevas estrategias. La duda es si Podemos, su marca en Cataluña, y la gente de Ada Colau y Xavier Domènech se colocarán junto a los nacionalistas. Todo parece indicar que será así. Un suicidio político de Iglesias y un claro avance de Colau que, instalada en la ambigüedad, sigue ganando terreno. Nunca antes se ha visto un progreso tan extraordinario de un líder con tantas carencias ideológicas. Y nunca antes se había descubierto a un político tan mediocre que tuviera todo a su favor para poder ocultar sus carencias.
En cualquier caso, aunque pueda parecer que esas elecciones son una especie de fin del mundo en el que todo pasará o dejará de pasar, no dejan de ser el portal al solar en el que espera el verdadero problema que se planteará en breve.
Todo lo que va pasando, hasta ahora, en Cataluña afecta seriamente al Gobierno de Mariano Rajoy. Aunque es casi una insensatez intentar prever qué puede pasar de aquí a final de año, se puede entrever que Rajoy tendrá serios problemas con los asuntos fundamentales. Los presupuestos generales o los apoyos parlamentarios para tomar decisiones de calado pueden convertir el resto de la legislatura en un calvario para el Partido Popular. No hay que perder de vista que la ampliación en el tiempo del artículo 155 de la Constitución es algo posible y, de ser así, se convertirá en un caballo de batalla encabritado.
Pues bien, el PSOE de Pedro Sánchez tendrá que elegir entre el antimarianismo que le podría reportar beneficios electorales suficientes para formar Gobierno o ese sentido de Estado que Sánchez ha sabido hacer propio hasta la fecha. Por supuesto, de cara al 21 D, Iceta tendrá que echar el resto en la campaña y mucho coraje una vez que se conozcan los resultados. Podría ser que los votos obtenidos por los partidos constitucionalistas sean más que los que recojan los independentistas y, en ese caso, la generosidad del PSC será una de las llaves para abrir la puerta a una nueva situación en Cataluña.
La estrategia política del PSOE no está clara. Todavía nadie sabe qué pretende Sánchez, dónde quiere instalarse, si quiere convertirse en un político de gran talla o quiere seguir dudando entre pactos con unos u otros que se contradicen. España sin los dos grandes partidos, PSOE y PP, actualmente no puede funcionar con normalidad. Si el PSOE falla en sus planteamientos o en sus políticas de pactos, todo se puede convertir en un galimatías que aprovecharán los independentistas catalanes y, seguramente, los vascos, para avanzar en sus posiciones y poner en grandes aprietos al Gobierno español.
No hay que descartar que, de complicarse el asunto, Rajoy convoque elecciones generales. Esa posibilidad abriría otro frente que todos los partidos afrontarán con fatiga y desconfianza.
No hay más remedio que esperar a conocer la respuesta de la calle en Cataluña y que no se produzcan situaciones peligrosas, cómo se desarrolla la campaña y qué resultados salen de las urnas. Y no hay más remedio que esperar para conocer qué hará Sánchez en el futuro. Todo dependerá de eso. La incertidumbre sigue presidiendo el panorama político. Paciencia.