El error de negar la religión

Image
12 jul 2018 / 23:45 h - Actualizado: 12 jul 2018 / 23:26 h.
  • El error de negar la religión

Un Estado aconfesional no es un estado que ignore o niegue la religión. Hacerlo sería retroceder en el tiempo y tendría efectos intolerables en la sociedad, además sería equivocar el concepto. Sería tan nefasto como fue en tiempos pasados la imposición de una idea de Dios o la creación del brazo armado de la religión para comenzar una cruzada.

Un Estado aconfesional es el que defiende la pluralidad religiosa, la libertad de culto. Todas y cada una de las ideas de Dios tienen un espacio reservado en un Estado de ese tipo. Si bien es cierto que España es un país que se declara aconfesional en el artículo 16.3 de la Carta Magna («Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones») también lo es que el Gobierno de turno está obligado a relacionarse de forma normal y fructífera con las distintas confesiones y en especial con la católica.

Por ello, la asignatura de religión es tan importante. Posiblemente el enfoque actual no sea el más adecuado, pero una asignatura en el que valores como la solidaridad, la sinceridad, la justicia, la verdad, el respeto o la generosidad se organizasen todo en un temario, dando cabida a las diferentes confesiones, podría ser extraordinario. Un mundo globalizado es mucho más sencillo de comprender si se conocen las distintas religiones que existen en el mundo. España es un país que se ha ido formando arrimado a la tradición judeo cristiana. Desde sus comienzos. Y, pese al que le pese, esa tradición se sigue viviendo actualmente. Es difícil recorrer las calles de una población española sin encontrar una iglesia, una ermita o una capilla. Muchas de ellas de carácter singular y un gran número de valor artístico difícil de calcular. La música, el cine, la arquitectura, la filosofía o la escultura, por ejemplo; son comprendidas en profundidad si las ideas religiosas se conocen y comprenden de antemano.

Y por ello es necesario que la asignatura de religión no deje de estar presente en los planes de estudios españoles (esto no lo quiere el actual Gobierno), por ello es necesario que se evalúe como asignatura más para que no pierda seriedad en el conjunto del plan de estudios. Que sirva para calcular la media de las notas de alumno no deja de ser una anécdota.

El ser humano no debe tener en cuenta solo la zona material de la realidad. De ese modo se estaría perdiendo por el camino la misma de su ser. Y mirar la realidad en su conjunto invita a que el ser humano se formule preguntas fundamentales que tienen solución, también, en el ámbito del hecho religioso sea cual sea.