El mal camino de Pedro Sánchez

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20 sep 2018 / 23:15 h - Actualizado: 20 sep 2018 / 23:15 h.
  • El mal camino de Pedro Sánchez

No es extraño que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pueda pactar con los populistas para poder gobernar España. Al contrario, es algo que ahora entendemos como normal y casi lógico puesto que él es tan populista como lo puede ser Pablo Iglesias o demuestra ser, por ejemplo, el líder de Ciudadanos cuando busca golpes de efectos que le permitan salir de una irrelevancia en la que se instaló tras la moción de censura con la que Pedro Sánchez pudo ocupar su despacho del Palacio de La Moncloa.

La reforma constitucional que anunciaba Sánchez hace unos días cuando repasaba sus éxitos al frente del Gobierno de España (solo sus éxitos, puesto que los fracasos parecen no tener importancia) solo la puede presentar un político que no se entera de lo que tiene entre manos o un populista sin límite alguno en su discurso. Si bien es cierto que los políticos actuales tienden a utilizar mensajes populistas puesto que sus discursos están vacíos de contenido ideológico, mensajes que siguen calando entre ciudadanos hartos de mentiras y gestiones nefastas, es cierto también que un presidente del Gobierno debe evitar discursos que puedan parecer un insulto a la inteligencia de otros.

La eliminación de aforamientos, motivo por el que se piensa en una reforma relámpago de la Constitución, es una propuesta que llevan algunos partidos políticos al frente de sus aspiraciones democráticas como acción imprescindible con la que conseguir la regeneración democrática. No parece que pueda darse la regeneración democrática si los aforamientos siguen existiendo como hasta ahora. Con el tiempo se comprobará si es cierto o no. Pero lo que no puede ser es que se busque la desaparición de algunos aforamientos sin consenso, con un Gobierno en clara minoría. Gustará más o menos a un sector de la ciudadanía, pero un cambio constitucional requiere de una mayoría convencida e implicada con un cambio de gran calado.

Desde las dudas y las rectificaciones hemos llegado al territorio de las propuestas que necesitan de un soporte jurídico inmenso, pero que parecen ser posibles con anunciarlas y poco más. Este no es el camino. Es lo único seguro.