Existen distintas razones por las que se puede poner en duda la vigencia del Tratado de Schengen, un acuerdo que permite el libre tránsito de personas y mercancías por el territorio que está bajo el paraguas del mismo.
La más evidente de ellas es un problema migratorio extraordinario que no se afronta por parte de todos los implicados de forma unitaria ni con la decisión que cabría esperar. Los pocos intentos que se han llevado a cabo han sido insuficientes y no se han llegado a cumplir en muchos casos. Por ello, cada país intenta llegar a distintos acuerdos con sus vecinos y, así, poder mantener en calma a las diferentes poblaciones que van radicalizando sus ideas respecto a la inmigración. La aparición de partidos que tienen uno de sus ejes principales en la lucha contra la inmigración ilegal ha sido un fenómeno sorprendente e inquietante. No hay más que ver lo que sucede en Italia y cómo se manejan sus políticos respecto a este asunto.
Así, los controles interfronterizos que ya se pactan –por ejemplo entre Alemania y Austria– aparecerán en España, antes o después, puesto que Francia terminará alzando la voz para detener un movimiento de personas que llegan a España y viajan hasta Francia en un número más que importante. España se ha convertido en el país al que más inmigrantes llegan y eso tendrá un coste. Por ello resulta imprescindible que la solidaridad española se revista de cierto pragmatismo para evitar que las personas se conviertan en una especie de mercancía que nadie quiere comprar. Si hablamos de personas solo cabe hacer las cosas bien y sin dejarse arrastrar por cuestiones cercanas a la imagen o a los resultados electorales.
Cada país intentará resolver la parte que le afecte del problema.
Si bien en Europa se cuestionan la vigencia del Tratado de Schengen por causas, fundamentalmente, electoralistas; en España no lo hacemos. Si bien en España el problema de inmigración ilegal es mucho más importante que en el mayor número de países de Europa, los españoles demostramos día a día una solidaridad robusta y duradera. La inmigración es una razón por la que algunos países europeos están poniendo en entredicho el Tratado de Schengen; sin embargo, y a pesar de estar asumiendo buena parte de ese problema, en España no se pone en duda ese tratado.
Sea como sea, el problema afecta a la Unión Europea en su conjunto y debe ser ese conjunto el que tome decisiones y trate de enfrentar el problema con garantías de éxito. De otro modo, se convertirá en un auténtico desastre. Que nadie olvide que los movimientos de población están siendo mayores que los que se produjeron antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Y esos tránsitos cambiaron el mundo.