Las entradas de cine serán más baratas. Al menos, la bajada del IVA que soportan será el próximo año del 10 por ciento en lugar del 21 por ciento actual. Así lo han pactado el Partido Popular y Ciudadanos. Esta bajada del IVA se viene solicitando por parte del sector desde el año 2012. Y, por tanto, se celebrará por todos el acuerdo entre las fuerzas políticas.
Lo que falta por ver es si, realmente, las salas de cine volverán a llenarse y lograrán generar un mejor negocio que el actual. Es muy posible que exista un tipo de espectador que regrese a las salas, pero los problemas de este sector no es el IVA y solo eso.
La piratería que permite ver películas en formato distinto ha hecho un daño irreparable a las salas comerciales de cine. Ese es un tipo de espectador que difícilmente pagará por ver algo que tiene gratis y puede disfrutar mientras habla por teléfono, pulsa la tecla de pausa para ir a la cocina o charla con un compañero sobre lo que va pasando en la pantalla.
La calidad de las películas tampoco ayuda gran cosa a que el negocio vaya mejorando. Y la reducción del IVA tiene poco que ver con este asunto. Es tal el número de películas de bajo nivel artístico y técnico que las salas de cine quedan desiertas sin remedio. Imposible llenar un cine si la película no es mínimamente interesante. Parece una entelequia que el buen cine regrese a los cines cuando las apuestas por los trabajos independientes de excelente calidad son condenados desde su estreno a no poder aparecer en el circuito comercial. Es sobre esto sobre lo que los profesionales del sector deben empezar a pensar. Si un producto es bueno, el triunfo está asegurado. Si un producto es malo o poco atractivo, el fracaso está asegurado. El IVA tiene importancia relativa.
Aunque la bajada de un impuesto siempre es motivo de celebración por parte de todos, no se puede pensar que la crisis del sector puede achacarse solo a lo que llega de fuera. La autocrítica es necesaria y muy saludable.