Expo 92: Sevilla ciudad del mundo

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21 abr 2017 / 09:28 h - Actualizado: 21 abr 2017 / 09:48 h.
"Expo 92"
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Ayer, SS.MM los reyes eméritos don Juan Carlos y doña Sofía inauguraron el XXV Aniversario de la Exposición Universal Sevilla 1992 en el salón de tapices del Real Alcázar.

Hacía 25 años que don Juan Carlos, un 20 de abril, inauguraba la exposición que cambiaría Sevilla y que empujaba irremediablemente a España entera hacia territorios transitados solo por los Estados modernos en busca del progreso. Los Juegos Olímpicos celebrados en Barcelona se convertían, ese mismo año, en otro hito que marcaría la historia más reciente de nuestro país. A partir de entonces, España peleaba para mantenerse en el grupo de países más avanzados del planeta. Los tiempos de aislamiento que proporcionó la dictadura quedaron definitivamente enterrados para dar paso a las grandes cosas que quedaban por llegar.

Pero antes de ese 20 de abril, don Juan Carlos visitó Sevilla en numerosas ocasiones. Siendo aún Príncipe, siendo ya Rey de España. Porque la relación del rey don Juan Carlos siempre fue intensa, cercana y cariñosa con una ciudad que mostraba una actitud recíproca en cada ocasión.

Se le pudo ver en Semana Santa el año 1963, el mismo año que visitaría con la princesa Sofía el hospital dispensario Victoria Eugenia, y durante esta década los príncipes visitaron la Feria de Abril; en 1984 acompañado ya por su familia al completo volvió a disfrutar de las procesiones de la Semana Santa, una visita que afianzaba la relación con los sevillanos. Estos son solo algunos ejemplos.

La afición taurina de don Juan Carlos le hizo acudir a la plaza de toros de La Maestranza en multitud de ocasiones. No sorprendía a nadie ver al monarca en el palco real o en la barrera demostrando su gran afición.

Tras inaugurar la Expo 92, la siguiente visita de máxima importancia fue la que realizó para ver cómo la infanta Elena se casaba en la Catedral.

Y no han faltado viajes hasta este último que se produjo ayer mismo. Inauguraciones, visitas a empresas y fundaciones, exposiciones y ferias. Muchos y muy fructíferos.

Con su última visita, don Juan Carlos nos recordaba la importancia que tuvo aquella exposición, la excelencia lograda por una ciudad que apostaba todo lo que era para terminar siendo la ganadora; la demostración de buen hacer por parte de los sevillanos que acogían a hombres y mujeres de todo el mundo con alegría, dejando un poso en los visitantes que resultó inolvidable para casi todos. Fueron 42 millones de visitantes los que hicieron de la Exposición Universal de 1992 un hecho único que cambiaría la fisonomía de la ciudad, el trazado de lo que sería su futuro. Sevilla se convertía en capital del mundo por unos meses y se quedó con parte de la corona por siempre jamás.

Sin embargo, sería injusto no dar la importancia que tuvo a uno de los políticos con más carisma y más importancia política de la historia moderna de España. No es otro que el presidente Felipe González. El presidente socialista logró que los sevillanos, que no sabían exactamente qué era lo que estaba pasando y lo que iba a significar la Expo 92, se unieran en un proyecto grandioso para la ciudad, un hecho que cambiaría su imagen y la percepción del mundo respecto a la capital andaluza. No fue fácil llevar a cabo una tarea tan difícil y Felipe González fue capaz de hacer realidad lo que es un sueño para cualquier ciudad del mundo. Sólo un político de su categoría, un andaluz de pro como es él, hubiera sido un elemento tan esencial. Tanto es así que, ayer, durante el acto de inauguración del XXV Aniversario de la Exposición Universal Sevilla 1992, en un acto de honestidad y generosidad política, Juan Ignacio Zoido, actual ministro de Interior, no tuvo problema alguno en reconocer la valía de Felipe González en la consecución del proyecto de la Expo 92.

Sevilla siempre será un poco la Expo y, aunque el tiempo ha pasado con la cadencia enrabietada por la prisa, aún se siente flotar la importancia de lo que fue y de las personas que encabezaron el proyecto y lo hicieron posible junto al resto de sevillanos.