El día de hoy puede ser fundamental para asegurar que España tenga más pronto que tarde un nuevo ejecutivo en marcha. El presidente del Gobierno en funciones y candidato popular, Mariano Rajoy, a la sazón el más votado y el único que ha crecido de forma expresa en apoyos, tiene previsto iniciar en la jornada de hoy la senda de las negociaciones que han de llevarlo a la reedición de gobierno.
La exploración de un acuerdo ha de ser en los momentos actuales la máxima prioridad del grueso de diputados electos. Ha llegado la hora de abandonar posibles vetos y principalmente, remar en la única dirección de dotar de ejecutivo a un país carente de reformas, que ya acumula medio año sin un timón decidido que, sea cual sea su programa, maneje los designios de la nación.
En este sentido, es de total responsabilidad democrática instar a los representantes que han sido elegidos por el pueblo a que adopten el mandato ciudadano que puede extrarse de esta repetición electoral, y ese no es otro que ceder en posiciones para al menos alcanzar consensos de mínimos, con total probabilidad, en base a un gobierno en minoría del Partido Popular. Rajoy es a día de hoy el candidato con fuerza y apoyos para encarar el gobierno, pero estará a su vez necesitado de concesiones puntuales que saquen adelante la gestión diaria. Esta es, sin duda, una fórmula que no por desconocida debe resultar fallida, sino todo lo contrario. El modelo evita los poco higiénicos rodillos parlamentarios y fomenta la tan saludable negociación política.
En cualquier caso, urge el entendimiento. Con obligatoria celeridad. Y si para ello el resultado ha de ser acordar un gobierno en minoría por dos años que lance sus propuestas y se someta en ese lapso a la confianza de la cámara, estaríamos ante una opción plausible y lógica. España tiene que ponerse en marcha.