No hay semana en la que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no deje mensajes intranquilizadores respecto a su política internacional; una política, por otra parte, errática e impulsiva.
Durante la campaña electoral y siendo ya presidente, Trump ha dejado claro que el pacto nuclear que logró firmar Barack Obama no le gusta. De hecho lo ha calificado como «el peor acuerdo jamás negociado». Ese texto; que también fue participado por Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China; entró en vigor a principios del año 2016. Y, el pasado jueves, Trump dijo que Irán «no respeta el espíritu» del acuerdo y que se plantea tomar medidas contra ese país y revisar el acuerdo para que se arrime más a los intereses norteamericanos y a sus propios gustos.
No dudó Trump en advertir a Irán tras su último ensayo con misil balístico. En su cuenta de Twitter, como es habitual, decía «Irán está jugando con fuego. No saben apreciar lo ‘amable’ que fue el presidente Obama con ellos. ¡Yo no lo seré!» (Iran is playing with fire - they don’t appreciate how «kind» President Obama was to them. Not me!). Tras esa prueba iraní llegaron sanciones como medida de fuerza y presión.
Pero ahora Trump se plantea revisar un acuerdo que es fundamental para poder mantener la estabilidad en una zona del mundo en la que los conflictos pueden aparecer con enorme facilidad. No parece que existan razones para pensar que los acuerdos adoptados se hayan violado y nadie sabe cuál es el espíritu no respetado al que se refiere Trump. Lo que sí es cierto es que en esa zona, Israel ha dejado claro que no consentirá a Irán una evolución que le permita obtener armas nucleares. Lo que sí es cierto es que este movimiento de Trump podría reactivar un conflicto que la diplomacia mundial había desactivado desarrollando un trabajo enorme.
Las declaraciones de Trump parece que solo servirán para que los sectores más duros de la política iraní tengan razones para radicalizar más su discurso, para crear una alarma en la zona que afectará al mundo entero, y para que, desde Estados Unidos, puedan dictarse sanciones justificadas de forma casi ridícula.
Trump advierte a otros que están jugando con fuego. Habrá que ver dónde están ubicados los incendios y quién los provoca. El asunto es mucho más serio de lo que pudiera hacer pensar aunque aparezca en Twitter como si fuera cualquier meme.