Los problemas del Gobierno de Pedro Sánchez son múltiples. Y ninguno de ellos es fácil de resolver. Y no solo tienen que ver con la aritmética parlamentaria o con las renuncias de los ministros en un periodo de tiempo muy corto. Todo se está complicando de forma alarmante por diversos motivos. Por ejemplo, las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Josep Borrell, en el programa de la BBC Hard Talk afirmando que «personalmente preferiría que esta gente (los presos golpistas) estuvieran en libertad condicional» y que Cataluña es una nación, dejan claro en qué condiciones se encuentra el presidente Sánchez y hasta qué punto está claudicando en este asunto.
El Gobierno de Sánchez hace aguas desde hace tiempo aunque estas manifestaciones de Borrell son un verdadero varapalo para la credibilidad de un Gobierno que rectifica sin parar y cede sin pausa ante los que quieren destrozar el Estado de derecho, frente a los que no dudarían ni un minuto, si pudieran, en saltarse la ley en beneficio propio y olvidando a la mitad de los catalanes y al resto de españoles.
Está claro que gobernar así tiene un coste muy elevado para todos los españoles. Y está claro que Pedro Sánchez debería pensar en lo que está haciendo sin tener en cuenta por un momento en su propia carrera política.
Aunque, si los problemas de Sánchez son múltiples, los de la clase política en general representan un auténtico desastre. Produce sonrojo cómo se van descubriendo asuntos turbios relacionados con titulaciones académicas, es sorprendente cómo han adelgazado las titulaciones de los políticos de un día para otro. En las páginas web de los partidos antes se presumía de licenciaturas y titulaciones de gran prestigio. Hoy, todo ha quedado reducido de forma grotesca. Buena parte de la clase política española ha conseguido que la verdad resulte grotesca.
¿Por qué los españoles tienen que soportar este tipo de cosas? No existe razón alguna.
Los españoles se merecen una clase política preparada, decente y trabajadora. Los españoles se merecen un Gobierno que garantice, sin duda alguna, la unidad de España y el bienestar de todos los españoles. Cualquier otra cosa no puede ser.