La reestructuración del PSOE

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15 feb 2018 / 22:32 h - Actualizado: 15 feb 2018 / 22:36 h.
  • La reestructuración del PSOE

Pedro Sánchez ha decidido casi anular la estructura de mando intermedio dentro de su partido. Al menos rebajar su poder de forma importante. Serán los afiliados los que elijan a los cabezas de lista votando en primarias, serán los afiliados los que decidan si un secretario general debe seguir en el cargo o no, si debe acceder a ese cargo o no. Y Pedro Sánchez está acabando así con una estructura que en cualquier organización suele ser vital. Invitar a un grupo a eliminar a sus jefes directos para tener uno solo suele convertir la organización en un territorio sin ley, en un territorio gobernado por alguien siempre en peligro porque pueden quitarle a la primera de cambio. Además, la participación activa de las bases al ser consultadas una y otra vez, bases que pueden paralizar el funcionamiento de un partido y acabar con pactos en las instituciones que llevarían a una parálisis más allá del propio partido, acercaría al Partido Socialista Obrero Español a una estructura asamblearia que ya ha causado algunos problemas internos que han afectado a la esencia fundamental de algunas formaciones políticas.

En cualquier caso, el PSOE lleva instalado en el vacío ideológico mucho más tiempo del necesario para que el futuro del partido se aclare. No hay avances que hagan pensar en un partido moderno con vocación de Gobierno. Nadie sabe explicar qué se busca con estos cambios internos, nadie sabe qué política territorial será la que se adopte por parte de Sánchez, nadie sabe qué hay más allá del enfrentamiento con Rajoy. Porque el secretario general del PSOE, aunque es cierto que ha estado a la altura de las circunstancias en el caso de Cataluña, declara en distintos foros que su idea es convertir España en algo que no se sabe muy bien qué puede ser. Porque el secretario general del PSOE quedó anclado a un «no es no» que arrastró toda la organización a una situación que no termina de solucionarse.

El PSOE se instaló en un territorio muy, muy, peligroso y eso se ha reflejado en las urnas de forma insistente. Las encuestas, por si era poco, son muy hostiles con este partido y si se convierten en datos ciertos, estaríamos hablando de un partido político situado en tierra de nadie que ni gobierna ni puede ejercer una oposición adecuada a las circunstancias. Eso solo puede hacerse con escaños suficientes.

Si el poder de las bases aumenta es un asunto interno del PSOE. Pero España necesita que un partido equilibrado, con vocación de gobierno y sentido de Estado, tenga representación suficiente en el Congreso de los diputados y en el Senado. De este modo la moderación en el espectro político sería más fácil de conseguir y estabilizar.

Hoy, que la socialdemocracia europea se derrumba peligrosamente, es necesario que el PSOE busque soluciones a sus propios problemas internos para, así, poder colaborar en la solución de los problemas que afectan a nuestra sociedad.