Las disculpas de ETA no son suficientes

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20 abr 2018 / 23:45 h - Actualizado: 20 abr 2018 / 21:48 h.
  • Las disculpas de ETA no son suficientes

ETA ha pedido perdón (solo a unos pocos, a los que, según ellos, eran ajenos al conflicto) y lamenta mucho el daño causado. Y, así, creen que pueden zanjar un asunto que acumula 50 años de violencia, más de 850 crímenes, secuestros, y miles de chantajes en forma de impuesto revolucionario. Los que están finiquitando ETA creen que esto se resuelve fácil y tratan de ganar en un campo fundamental que no es otro que el relato de lo ocurrido. Los independentistas catalanes han demostrado que vencer en la batalla de la comunicación a este Gobierno no es difícil y hay que exigir que se tomen medidas urgentes para que el terror de ETA no pase a ser una especie de broma que se le fue de las manos a alguien y que tuvo consecuencias no deseadas. Porque la violencia terrorista que desplegó ETA no tiene nada de juego o de cosa sin importancia.

ETA pide disculpas aunque el daño sigue intacto y en el mismo lugar en el que siempre estuvo. Es curioso puesto que en ese comunicado que se ha hecho público por Gara y Berria se habla de Guernica, de su bombardeo, un hecho que sigue colocado en el ideario del pueblo vasco y del resto de españoles como algo atroz que no puede repetirse jamás. El daño que se causó en Guernica sigue intacto, es intocable. Y el que ha causado ETA también. Eso deberían tenerlo claro los criminales de ETA y los que les entienden, defienden y apoyan. Los daños que provoca la violencia son muy parecidos y ETA, aunque lo intente desde siempre, no podrá convertir unas muertes en algo justificado, otras en daños colaterales y otras en una lástima porque nada se pudo hacer.

ETA pide disculpas y perdón. Pero solo a los que no tenían nada que ver con eso que ellos buscaban. La falta de vergüenza es insólita.

El texto dice lo que dice y los españoles sabrán leer sin dejarse llevar por una actitud que pudiera parecer conciliadora y casi sumisa por parte de la banda terrorista. Porque el odio de ETA sigue intacto. El miedo sigue intacto. La violencia sigue intacta.

La agresión de Alsasua es lo que es, reflejo de una realidad que pervive en el seno de una sociedad que quedó muy enferma. Por mucho que se haga literatura sobre todo esto ETA fue una banda mafiosa y sus componentes unos criminales sin escrúpulos.

Está muy bien que desaparezca una organización de estas características. Pero no hay que ceder ni un milímetro. No hay que dejar que hagan del relato de lo sucedido una especie de salvoconducto que les permita llegar a territorios en los que tergiversar la realidad sea posible. La única pena en este asunto es que ETA no desapareciera antes, mucho antes.

ETA ha pedido perdón (solo a unos pocos, a los que, según ellos, eran ajenos al conflicto) y lamenta mucho el daño causado. Y, así, creen que pueden zanjar un asunto que acumula 50 años de violencia, más de 850 crímenes, secuestros, y miles de chantajes en forma de impuesto revolucionario. Los que están finiquitando ETA creen que esto se resuelve fácil y tratan de ganar en un campo fundamental que no es otro que el relato de lo ocurrido. Los independentistas catalanes han demostrado que vencer en la batalla de la comunicación a este Gobierno no es difícil y hay que exigir que se tomen medidas urgentes para que el terror de ETA no pase a ser una especie de broma que se le fue de las manos a alguien y que tuvo consecuencias no deseadas. Porque la violencia terrorista que desplegó ETA no tiene nada de juego o de cosa sin importancia.

ETA pide disculpas aunque el daño sigue intacto y en el mismo lugar en el que siempre estuvo. Es curioso puesto que en ese comunicado que se ha hecho público por Gara y Berria se habla de Guernica, de su bombardeo, un hecho que sigue colocado en el ideario del pueblo vasco y del resto de españoles como algo atroz que no puede repetirse jamás. El daño que se causó en Guernica sigue intacto, es intocable. Y el que ha causado ETA también. Eso deberían tenerlo claro los criminales de ETA y los que les entienden, defienden y apoyan. Los daños que provoca la violencia son muy parecidos y ETA, aunque lo intente desde siempre, no podrá convertir unas muertes en algo justificado, otras en daños colaterales y otras en una lástima porque nada se pudo hacer.

ETA pide disculpas y perdón. Pero solo a los que no tenían nada que ver con eso que ellos buscaban. La falta de vergüenza es insólita.

El texto dice lo que dice y los españoles sabrán leer sin dejarse llevar por una actitud que pudiera parecer conciliadora y casi sumisa por parte de la banda terrorista. Porque el odio de ETA sigue intacto. El miedo sigue intacto. La violencia sigue intacta.

La agresión de Alsasua es lo que es, reflejo de una realidad que pervive en el seno de una sociedad que quedó muy enferma. Por mucho que se haga literatura sobre todo esto ETA fue una banda mafiosa y sus componentes unos criminales sin escrúpulos.

Está muy bien que desaparezca una organización de estas características. Pero no hay que ceder ni un milímetro. No hay que dejar que hagan del relato de lo sucedido una especie de salvoconducto que les permita llegar a territorios en los que tergiversar la realidad sea posible. La única pena en este asunto es que ETA no desapareciera antes, mucho antes.