Hoy se decide el futuro más inmediato del PSOE. Pero, también, el futuro de España. Porque el Partido Socialista Obrero Español no es cualquier partido. Ha estado más tiempo que cualquier otra formación política en el Gobierno de la nación, ha sido una opción clara de Gobierno desde que la democracia se instaló en España y, por supuesto, de oposición coherente con las ideas que se defendieron siempre en su seno, acompañada de un sentido de Estado indiscutible que sirvió para que la democracia se consolidase.
El futuro de España depende, en gran medida, de lo que suceda hoy en las urnas socialistas.
La opción de Pedro Sánchez es la que prefieren buena parte de los socialistas, pero, al mismo tiempo, formaciones políticas como Podemos y los independentistas catalanes y vascos. Tanto es así que parece que la moción de censura que ha presentado Podemos tiene como objetivo forzar a los indecisos del PSOE. La famosa abstención con la que se permitió que Rajoy gobernase está muy presente entre los militantes socialistas y pueden ver en el movimiento de Pablo Iglesias una invitación a votar la opción de Sánchez para intentar un giro radical de la situación. Iglesias ha presentado la moción de censura sabiendo que no existe posibilidad alguna de sacarla adelante y no se explica sin este movimiento que podría resultar desastroso, en el caso de prosperar, para España; o para el propio Iglesias si no consigue un éxito imposible a fecha de hoy. Ya le sucedió a Antonio Hernández Mancha en su momento.
Frente a una postura radicalizada de Pedro Sánchez encontramos la de Susana Díaz. Si bien el programa que ha presentado resulta sorprendente en algunos aspectos y se ha tachado de neoliberal por parte de sus adversarios en estas primarias, si bien ha presentado ese programa excesivamente tarde y ha impedido un verdadero debate ideológico entre los candidatos, es la opción que necesita un país como España que, en estos momentos, vive una situación convulsa dentro del ámbito político. Un PP que se pudre entre casos de corrupción que parecen no tener fin, los nacionalistas catalanes forzando una máquina secesionista que no traerá más que problemas, una corriente populista que ha tomado la medida al PSOE y trata de destrozar lo que representa sin esconder sus intenciones; y la formación de Rivera que apoya al PP aunque tiene, cada día que pasa, menos posibilidades de mostrar esos apoyos a un partido dudoso y entre sombras; presentan un panorama que, en el caso de ganar Sánchez estas primarias, se convertiría en el escenario perfecto de ingobernabilidad. Que gane Susana Díaz parece que es la única forma de terminar una legislatura difícil como la actual y que el PSOE gane tiempo para recomponerse. Esto es lo mismo que decir que el escenario más apetecible es el que puede ofrecer la actual presidenta de la Junta de Andalucía que, desde una postura socialista clásica que busca la unidad inquebrantable de España y un sentido de Estado amplio, desde una postura generosa con todos los militantes, puede conseguir unir al partido y dibujar una estabilidad en el mapa político español muy deseada a la vez que necesaria.
Parece que la opción de Patxi López está descartada según los sondeos.
No obstante, la división interna del PSOE es tan severa que será difícil que mañana lunes las cosas vuelvan a una normalidad que parece inaccesible.
Hoy España puede ganar o perder mucho. Hoy el PSOE, salvo un cambio improbable, perderá sea quien sea el candidato que gane. Su única opción es poder reestructurarse, intentar llegar a las siguientes elecciones con nuevas ideas para encontrar el sitio perdido. Y, hoy, son muchos los españoles que desean una opción ganadora que facilite continuar por la vía del progreso y que nunca se hubiera conseguido sin el compromiso del socialismo español, un compromiso que inauguró, en esta etapa de democracia, Felipe González y con el se puede equiparar el proyecto de Susana Díaz.