El próximo viernes 17 de agosto se cumplirá el primer aniversario de los terribles ataques yihadistas perpetrados en Cataluña que dejaron 16 víctimas mortales y más de un centenar de heridos de diversa consideración. Una fecha que debería unir a todos los demócratas, con independencia de la militancia de cada uno, en torno a una idea común: la defensa de los derechos y libertades de la ciudadanía. Sin embargo, no podrá ser así. O al menos no en estos momentos. El actual presidente de la Generalitat, Quim Torra, y las asociaciones nacionalistas Ómnium y ANC no parecen dispuestos a dejar pasar por alto semejante escaparate, con recibimiento hostil incluido a los reyes Felipe VI y Letizia, para su propaganda independentista. El acto que debería servir de homenaje y recuerdo a los fallecidos y heridos, así como a las fuerzas y cuerpos de seguridad y servicios médicos; no puede ni debe verse manchado por quienes anteponen sus intereses particulares y puramente egoístas al bien común. En política no vale todo. Pero hay quienes no se enteran o no se quieren enterar.