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Puigdemont mancha la imagen de España

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19 mar 2018 / 23:58 h - Actualizado: 19 mar 2018 / 23:58 h.
  • Puigdemont mancha la imagen de España

En la excelente, y por ello más que recomendable novela de Éric Vuillard, premio Goncourt 2017, El orden del día (L’Ordre Du Jour), se puede leer lo siguiente: «Es curioso cómo, hasta el final, los tiranos más convencidos respetan vagamente las formas, como si quisieran dar la impresión de que no se saltan por las buenas los trámites administrativos mientras transitan abiertamente por encima de todas las normas. Se diría que el poder no les basta, y que experimentan un placer suplementario obligando a sus enemigos a cumplir, por última vez, los rituales de poder que ellos mismos están dinamitando». Esta es una injerencia del autor que hacemos nuestra cuando comprobamos que algún político no hace caso de lo que dice el Tribunal Constitucional aunque recurre a él pidiendo auxilio si le conviene, cuando las leyes no sirven salvo si interesan para alcanzar sus objetivos. Puigdemont es el arquetipo de ese tirano disfrazado de demócrata integral que se dibuja en el pasaje del texto de Vuillard.

Puigdemont estuvo gobernando en la comunidad autónoma de Cataluña para la mitad de los catalanes, solo para los votantes independentistas. Ahora, mantiene un bloqueo político indecente e incomprensible. Empeñado en candidatos a la presidencia imposibles que van del esperpento al ridículo más bochornoso, sigue bloqueando la formación de un Gobierno y, lo que es peor, ha logrado que nadie sepa qué se hará durante la próxima legislatura en Cataluña. Hace meses que no se habla de las políticas sociales, de las políticas de empleo, etc. Parece que lo único que cuenta para los políticos independentistas es una república imposible.

Puigdemont y los políticos independentistas catalanes han puesto en peligro la unidad de España, han maltratado a la mitad de los catalanes y al resto de españoles. El desprecio que muestran por los demás resulta grotesco. Puigdemont y los suyos han cometido todo tipo de delitos y, por eso, unos están en la cárcel y otros huidos. Además, sus políticas resultaron nefastas.

Puigdemont dice ahora que él escapó de la justicia para mantener el conflicto independentista vivo. Cada día se le ocurre algo nuevo. Sin embargo, Puigdemont escapó por cobardía. Eso es Puigdemont.

Pero lo más grave de todo esto es que este sujeto, que pasará a la historia como el peor dirigente nacionalista de la Historia, dedica todos sus esfuerzos a manchar la imagen de España y de los españoles. Viaja por Europa señalando, acusando, buscando apoyos entre los afines de otros países para vender el logro como si media Europa se rindiera a sus pies en cada charla en la que participa.

Lo que no cuenta Puigdemont es lo que dicen los informes de la Guardia Civil sobre lo que ocurrió durante el procés. No cuenta que él era consciente del daño que estaba haciendo a Cataluña y a España, del desastre económico que llegaba (pérdida de un 20 por ciento del PIB), de la imposibilidad de seguir adelante (un Estado independiente dentro de la UE no podía ser según los informes internos de los propios nacionalistas). Eso no lo cuenta aunque será por lo que le juzgará la Historia.

Puigdemont es un político mentiroso (esto es un pleonasmo dadas las circunstancias), notablemente cobarde. Tóxico y lesivo para los catalanes. Y por lo que está sucediendo en Cataluña tendremos que pagar una factura altísima a todos los niveles.