Recompensa por los esfuerzos

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11 may 2017 / 23:04 h - Actualizado: 12 may 2017 / 09:05 h.
  • Recompensa por los esfuerzos

España pasa del vagón de cola a situarse en la mismísima locomotora económica de Europa. Todo lo que llega desde Bruselas son buenas noticias que se resumen en un crecimiento revisado al alza, en una tasa de desempleo que quedará por debajo del 16% en 2018 y en un déficit que se situará en el 3,2% del PIB. Mejor escenario hubiera sido imposible imaginar durante estos últimos años de crisis profunda.

Las exportaciones están sosteniendo un crecimiento que se consolida, poco a poco, pero con robustez. Ya son algunos años desde que estas exportaciones han ido cimentando una solidez tan necesaria como esperada. Por otra parte, los españoles, más animados ante la situación, han logrado poner en marcha la maquinaria del consumo interno. Y la suma de exportaciones y consumo dan como resultado un factor que está funcionando a la perfección. Bruselas avisa de que llegarán tiempos peores y, por ello, es fundamental que esta recuperación sea sólida. Cuando el año 2018, si se cumplen las previsiones, el crecimiento se estanque o retroceda alguna décima, la economía española debería estar preparada para soportar esa contingencia.

Posiblemente, desde Bruselas se hace una lectura algo superficial de la situación del mercado laboral español. Celebran los cambios laborales que se han ido produciendo y afirman que son causa de un mayor crecimiento económico. Es cierto, pero no se puede obviar el problema de temporalidad y precariedad que se ha asentado en el mercado laboral español, ni debe minimizarse el problema que se puede generar a medio y corto plazo. Es necesario buscar soluciones que faciliten las cosas a los ciudadanos, porque no hay que olvidar que las sociedades se componen de personas.

El crecimiento del 2,8% está por encima de lo que el ejecutivo había previsto. Pocas veces ha ocurrido esto cuando los analistas de la UE han dictado sus informes sobre la economía española y algo así, que podría parecer una simple anécdota, representa un apoyo implícito que se verá reflejado en los mercados con toda seguridad.

La únicas dudas importantes que presenta la UE son las que se refieren a, por un lado, los posibles ajustes en las cuentas públicas –ya se habló de nuevos recortes que el Gobierno de Mariano Rajoy ha logrado evitar teniendo el crecimiento y una inflación tendente al alza a su favor– y, por otra parte, el endeudamiento y la tasa de paro (bajando, pero severa en cualquier caso). No es ninguna sorpresa que Bruselas apunte en este sentido puesto que son los dos grandes puntos débiles de la economía nacional.

Sea como sea, las noticias son buenas y suponen un colchón de confianza y una dosis de optimismo que hacía mucha falta desde tiempo atrás. Algo que, sin duda, se traducirá en aspectos muy positivos de la economía, como, por ejemplo, el mantenimiento de la tendencia alcista de los índices bursátiles (a fecha de hoy, el Íbex 35 acumula un 16,14% de incremento en su valor) que irá a más por la entrada de capital extranjero y que permitirá que las empresas españolas muestren su verdadero valor.