Responder con la misma moneda

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11 jul 2018 / 19:06 h - Actualizado: 12 jul 2018 / 18:51 h.
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El carácter imprevisible y caprichoso de Donald Trump está generando problemas de gran importancia que, poco a poco, van afectando a más y más sectores económicos de todo el mundo.

Uno de ellos es el de la aceituna negra española. De forma directa y brutal alcanza a la sociedad y a la economía sevillanas. La ITC (Comisión de Comercio Internacional) ha confirmado los aranceles impuestos por Trump al considerar que ese producto español perjudicaba grave e injustamente a los productores de aceituna californianos. Precios muy inferiores debido a las subvenciones procedentes de la PAC (Política Agraria Común), son las razones fundamentales que denuncia el Departamento de Comercio estadounidense.

Por supuesto, gravar un 35 por ciento (de media) un producto es igual que condenarlo definitivamente. Y si el periodo de castigo alcanza los cinco años (existe la posibilidad de prórroga de otro lustro) la condena es a muerte.

Esto es algo que va, claramente, contra la PAC, contra lo que representa en su esencia y pone en duda todo lo que es. Por tanto, la implicación desde Bruselas tendrá que ser total. Por ejemplo, se deberían establecer medidas de carácter arancelario con los productos norteamericanos que entran libremente en la UE. Ya que parece que la presión internacional no funciona en absoluto se deben intentar mecanismos que le generen presión interna. Tal vez esa si la entienda el señor Trump. Ya sucede que parte de los productos que llegan a Estados Unidos lo hacen encarecidos y si estos se utilizan para ser montados como parte de un producto final, el precio se ve afectado. Es decir, el empresario americano comienza a saber lo que significa perder competitividad gracias a un proteccionismo que se ha tornado en casi cateto.

En economía, como en cualquier otro ámbito de la realidad, una acción se acompaña de una reacción. Trump continúa implementando una política convertida en guerra económica abierta contra un gran número de países que asisten al espectáculo entre atemorizados y sorprendidos. Esa es la acción. La reacción es la aplicación de una política arancelaria, por parte de otros países, que intenta contrarrestar la de Trump. Aunque, dicho esto, lo peor es no saber qué será mañana, qué le espera a la economía internacional con este hombre al frente del país más poderoso del mundo entero. Trump no sabe distinguir entre los países que nunca fueron especialmente amigos de su país y los que han sido aliados de forma histórica.

Mario Draghi ya ha señalado algo fundamental: es preciso que la UE vaya construyendo todo lo necesario para poder hacer frente a este tipo de caprichos que afectan de forma tan directa e intensa a las economías internacionales. La UE debe crear los órganos necesarios para afrontar situaciones como esta.