Los peores resultados en las urnas del Partido Socialista Obrero Español han dejado de ser noticia. Los ciudadanos lo han dicho bien claro las últimas seis veces que han tenido que votar.
Pedro Sánchez, sin embargo, sigue buscando una mayoría alternativa que, bien nos llevará a las terceras elecciones, bien logrará una desintegración del partido al pactar con fuerzas políticas de carácter marcadamente independentista; o con Podemos, partido que no gusta a muchos de los dirigentes socialistas ni a un buen número de militantes. Al fin y al cabo, estos últimos son responsables en alguna medida de la situación actual de los socialistas. Si las cosas siguen evolucionando como hasta ahora, Sánchez podría pasar a la Historia como el Secretario General que pulverizó un partido de la importancia política y, todo hay que decirlo, democrática, que ha tenido el PSOE.
Parece ser que será el PSOE-A el que diseñe la estrategia para que Pedro Sánchez tenga que ceder ante lo que ya es un clamor entre la militancia y dirección andaluzas. Y, de paso, su puesto.
Solo así, dejando que el PP gobierne España, el PSOE tendrá la posibilidad de reposar, fortalecerse y poder ocupar un puesto de importancia política que está perdiendo por los cuatro costados.
Estas son las paradojas que, a veces, se producen en política.