Una ciudad puede estar sucia por muchas razones. Pero nunca debería estarlo por dejadez del Ayuntamiento o por falta de medios. Ni por la falta de civismo de los ciudadanos.
Los sevillanos creen, al menos eso afirman la mayor parte de ellos, que la ciudad está sucia. Se denuncia que existen lugares en los que se depositan bolsas de basura sin control, la existencia de gran cantidad de excrementos de perro, etc. Si el número de limpiadores y la herramienta para realizar su labor son suficientes, si el trabajo diario es el adecuado en todos los barrios de la ciudad, tendremos que pensar que los ciudadanos deberían tener más cuidado para mantener limpia su ciudad. Pero ¿son suficientes los medios dispuestos por el Ayuntamiento? Tal vez sea necesario revisar el presupuesto destinado a tal fin. Sevilla no puede permitirse tener las calles sucias. Es incómodo, insalubre y motivo de rechazo para los sevillanos y para los turistas que se acercan a la ciudad. Un gesto que consiste en alargar el brazo hasta la papelera más cercana, o hasta el excremento de nuestro perro (con una bolsita en la mano, claro); un gesto que consiste en alzar la mano para aprobar una mayor cantidad de dinero en el pleno del Ayuntamiento, serían suficiente. Un gesto de todos por el bien de todos.