El pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo nació en 1617. Murió el año 1682 a consecuencia de la caída desde la zona alta de un andamio. Ahora, comienza en Sevilla la celebración del cuarto centenario de su nacimiento, lo que se conoce como Año Murillo, una oferta cultural de características imponentes que convertirán la capital hispalense en punto de encuentro para los amantes de la pintura, en el centro de interés para decenas de miles de personas.
Las más de seiscientas obras que podrán disfrutarse en los diferentes enclaves y el deseo de integrar la obra del autor en la propia ciudad que ha perseguido el Ayuntamiento, convierten este Año Murillo en un evento especialmente atractivo para los sevillanos y para personas de todo el mundo. El reto es importante y representa una oportunidad como la que ya aprovechó Toledo al conmemorar la muerte del Greco cuatrocientos años antes. Sevilla, en un momento extraordinario respecto a la afluencia de turistas que vive la ciudad, no puede fallar y todo hace pensar que no lo hará puesto que el proyecto presentado por el Ayuntamiento parece sólido y solvente.
Murillo y su estela en Sevilla en Santa Clara; Murillo y los Capuchinos de Sevilla en la sala de la Iglesia del Museo de Bellas Artes, la exposición en la Catedral en la que se podrá apreciar la relación de la obra de Murillo con la Iglesia; itinerarios que recorrerán los lugares más importantes de la ciudad respecto al pintor; recreaciones teatralizadas o un congreso de carácter internacional en Caixafórum; representan el grueso del proyecto que, sin duda, enviará una imagen amplificada de Sevilla al resto del mundo.
Andalucía, de cara al exterior, es sol y playa. Algo que siendo beneficioso, aunque artificial y tópico, no corresponde con lo que es, realmente, esta tierra. Andalucía, y en concreto Sevilla, es su gastronomía, es la amabilidad de sus gentes, es sus tradiciones, es una tierra monumental y es arte de primerísima categoría. Esta es una oportunidad para que todo el mundo sepa que Sevilla es una ciudad preciosa en la que se pueden contemplar verdaderos tesoros de todo tipo.
Gracias a la posición que la ciudad ha alcanzado recientemente en una de las guías más prestigiosas del mundo –Lonely Planet que recomienda Sevilla como «mejor ciudad del mundo» para visitar en 2018– y a este Año Murillo, el turismo se convertirá en uno de los motores de la economía de la ciudad. Y la ciudad en su conjunto, administraciones y ciudadanía, deben estar preparadas para asumir otro reto más. Anteriormente, ha quedado demostrado que Sevilla es capaz de superar riesgos importantes y esta vez lo volverá a hacer. Sin duda alguna.