Sí al espíritu de la Navidad

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22 dic 2016 / 07:18 h - Actualizado: 21 dic 2016 / 07:00 h.
"Lotería de Navidad","Navidad"
  • Sí al espíritu de la Navidad

Hoy, en España, se hablará de dinero. El sorteo de la Lotería Nacional dejará millones de euros en las cuentas corrientes de cientos de personas. Y hoy hablaremos de la Navidad, de los regalos, de un espíritu navideño que aparece en plenitud durante estas fechas y desaparece después del Día de Reyes para volver un año después. El sorteo de Navidad parece que sirve de frontera entre estos días y el resto del año. Pero todo esto irá acompañado de un discurso arrimado al gasto, al consumo, en algunos casos a la superficialidad. Porque ¿el espíritu navideño es real o solo una forma de mantener la conciencia más o menos a salvo? Los valores que creemos tener tan a flor de piel durante estas fechas ¿están arraigados en las personas de hoy en día o son una especie de deseo que no termina de cumplirse?

La Navidad debería ser ese espacio de tiempo en el que se reforzaran los sentimientos más saludables, los que convierten a las personas en seres únicos. Debería ser un tiempo de reposo y de reflexión. Pero no un tiempo para hacer lo que desaparece el resto del año.

El materialismo inunda todo lo que sucede en las sociedades occidentales, incluida la española. Y eso nos hace traducir a euros nuestros mejores sentimientos y, por tanto, los convertimos en algo distinto a lo que deberían ser.

¿Qué suele considerarse un buen regalo? Todo aquello que tiene un precio elevadísimo en el mercado. Es así de sencillo, hoy en día. Y resulta sorprendente que, ni siquiera en una época del año tan especial como es la Navidad en España, olvidemos todo aquello que hace importante estar vivo. La amistad, la solidaridad verdadera, el amor, charlar mientras paseamos en compañía o el beso de un niño. Hemos llegado, sin embargo, al absurdo de regalar tantos juguetes a los niños el Día de Reyes que se les hace imposible abrir todos y, por supuesto, disfrutar de ellos. Se ha demostrado que, en el caso de los más pequeños, el exceso de regalos provoca sobreestimulación, pérdida de ilusión, aburrimiento, un nivel de tolerancia al no muy bajo y, lo que es peor, un desarrollo de valores negativos más que preocupante (incorporamos a los niños en el consumismo más salvaje y les vamos convirtiendo en seres egoístas que menosprecian el esfuerzo que se hace al comprar esos regalos). De mismo modo que los adultos queremos parecer más al hacer un número de regalos enorme y de una importancia descomunal, los niños imitan de alguna manera esas actitudes y hacen lo mismo entre sus amigos utilizando los regalos como forma de aparentar, de ganar a los demás. Todo esto es una especie de disparate que no beneficia a nadie y puede ser muy nocivo para la formación de los pequeños.

Convendría revisar las razones por las que las personas han cambiado los valores por los objetos. Pero, sobre todo, deberíamos hacer balance de lo que eso significa.

Hoy que se hablará de dinero, hoy que se hablará de suerte en toda España, de mejores futuros y de buenas intenciones, sería un momento excelente para reflexionar sobre lo que no tenemos en cuenta en el día a día, sobre eso que reservamos para la Navidad aunque tampoco somos capaces de hacer florecer con fuerza para que arraigue en todos nosotros durante el resto del año. Son los valores de las personas lo único que puede convertir una sociedad moderna en una sociedad próspera. Nunca será el dinero el que nos haga mejores. Pero sí, cuidar de un anciano, de un niño, de una persona que no tiene un hogar. Pero sí, amar sin condiciones a los que nos rodean. Pero sí, destinar parte de nuestros fondos a los países del tercer mundo. Pero sí, hacer de nuestra solidaridad una forma de vida. Son estas algunas de esas cosas que se tachan de cursis y que, sin duda, convertirían este mundo en un lugar mucho mejor en el que poder vivir.

En cualquier caso, suerte en el sorteo de la Lotería Nacional.