Mientras unos dimitían y otros eran cesados, el Pacto de Toledo alcanzaba un principio de acuerdo para salir del atolladero en el que se encuentra el sistema público de pensiones. Pero solo para salvar la situación actual puesto que se ha acordado que durante los años de crecimiento las pensiones subirán al menos lo que indique el IPC. Si bien es cierto que esto supone un cambio importante respecto a la norma actual, falta llegar a un acuerdo que resuelva el gran problema que supone ese sistema de pensiones siempre en entredicho y amenazado con desaparecer; y el gran problema que representa la seguridad social española convertida en una entidad en quiebra técnica.
Es evidente que la única solución posible es encontrar un modelo de financiación eficaz y duradero. El propio Pedro Sánchez, hace unas semanas, propuso nuevos impuestos a la banca para solucionar el problema que va mucho más allá de la recaudación insuficiente que no serviría ni como parche temporal.
Siempre dentro del Pacto de Toledo es necesario encontrar esa financiación tan necesaria. Y echar un vistazo a lo que ha ocurrido para que las pensiones y la Seguridad Social estén en situación tan precaria. No ya para buscar culpables sino para encontrar respuestas y aprender de los errores cometidos.