Después del ataque que sufrió Londres hace unos días, ha quedado patente otra vez más, que el terrorismo es un problema universal y que nadie está al margen de los posibles asesinatos indiscriminados. El terrorismo es una tragedia que recorre el mundo entero. Y es por ello por lo que la unidad entre los ciudadanos de todos los países del planeta se hace más necesaria que nunca.
Los atentados más aterradores no son los que se producen en Europa. Cada mes se producen muchos más que son, al menos, igual de destructivos. Pero los que se sufren cerca son más alarmantes gracias a la difusión en los medios de comunicación que se hace de las imágenes, gracias a que se perpetran en países vecinos o dentro de nuestras fronteras. Sin embargo, los hay que dejan decenas de muertos y cientos de heridos. Suceden en Oriente. Son tan terribles como cualquier acto terrorista. Y la unidad necesaria que se pide tiene que estar vinculada a ellos. No podemos creer que el terrorismo que sufrimos se acabará sin atacar el problema en el origen, lejos de Europa.
Comienza a ser un acto de cinismo que alcemos la voz contra el terrorismo sin mirar un poco más allá de casa. Resulta alarmante que ya apenas interese una bomba que estalla en un mercado de Bagdad y mata a hombres, mujeres, niños y ancianos.
El ataque que se produjo en Londres fue brutal y habrá que poner todos los medios posibles para que no se produzca nunca más. Los que sufren en Irak o en Pakistán son tan dolorosos y sanguinarios como el de Londres. Por eso no podemos dejar de pensar en una solidaridad que abarque el planeta entero; una solidaridad que no se logra elevando el presupuesto militar hasta límites desorbitados como ha hecho el señor Trump en Estado Unidos o levantando campamentos de refugiados en las fronteras europeas sin prestar demasiada atención a un problema de dimensiones más que preocupantes.
En este mundo que vivimos, nadie puede aislarse ni siquiera con carros de combate en cada calle. En este mundo que vivimos es necesario tratar el problema en su inmensidad. No hay otro modo posible de luchar contra el terrorismo.