UE tiene que sanar

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19 feb 2017 / 20:18 h - Actualizado: 20 feb 2017 / 07:57 h.
"Unión Europea"
  • UE tiene que sanar

El proyecto europeo está en peligro. Una de las ideas que se manejaban; cuando la idea de una Europa unida, sólida y cargada de modernidad, se fue implantando como germen de lo que es ahora la Unión Europea; era la de eliminar fronteras rígidas y nacionalismos perjudiciales para el desarrollo de un proyecto que buscaba unir en lugar de dividir.

Por otra parte, según la propia Unión Europea: «Uno de los principales objetivos de la UE es promover los derechos humanos, tanto dentro de nuestras fronteras como en el resto del mundo. La dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos son sus valores fundamentales. Desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa en 2009, la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE reúne todos estos derechos en un único documento. Las instituciones de la UE están jurídicamente obligadas a defenderlos, al igual que los gobiernos nacionales cuando aplican la legislación de la UE».

El proyecto corre peligro y parece que todo se está preparando para que lo que hoy parece una evidencia se convierta en un viejo sueño que no pudo hacerse realidad.

Los populismos se van imponiendo en algunos países. Tanto los que proceden de la extrema izquierda (es el caso de España) como los que llegan de ideologías ultra derechistas (Francia, Holanda o Alemania, son algunos ejemplos). Y con esos populismos, arraigados en la derecha más dura, llegan la xenofobia más aplastante o el nacionalismo más rancio y peligroso.

Geert Wilders es el líder político holandés que encabeza los sondeos de las próximas elecciones en aquel país. No parece importarle decir cosas como que «hay demasiada chusma marroquí en nuestra tierra». En Francia espera su turno el Frente Nacional liderado por Marine Le Pen que esgrime un programa antieuropeista, de mano dura contra extranjeros y musulmanes, que nadie parece discutir con seriedad. Y, por si era poco, la formación populista de derechas Alternativa para Alemania (AfD) se coloca con posibilidades en un país que es la locomotora del proyecto europeo.

Serán las próximas elecciones en estos territorios las que aclaren el futuro de la UE. Pero, pase lo que pase, la idea de una Europa unida y sólida parecer estar haciendo aguas por los cuatro costados.

A estos nacionalismos tan contundentes, se unen las ideas secesionistas de una parte de los escoceses y de una parte de los catalanes. Si la idea era que las fronteras se diluyeran para que el progreso no tuviera filtros impertinentes, los políticos han ido inventando trazos sobre el mapa marcados de forma tosca e irregular. En el caso de Cataluña, los populistas se arriman a esta idea aunque disfrazados de grandes intérpretes de lo que el pueblo pide a sus gobiernos.

La situación puede empeorar de aquí a unos meses y las soluciones a posibles distorsiones creadas por gobiernos populistas que alcancen una cuota de poder importante, deberían plantearse ahora y no en el momento de resolver un problema que se deja ver en el horizonte.