Una oportunidad perdida

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27 may 2017 / 08:03 h - Actualizado: 27 may 2017 / 08:04 h.
  • Una oportunidad perdida

Taormina (Sicilia) es el centro del universo durante unas horas. La 43ª edición del G7, que arrancaba ayer, es una de las reuniones en las que se decide o se perfila buena parte del futuro del planeta. Y si Taormina es el centro del universo, Trump es el centro de todos los centros de atención. Si sumamos apretones de mano que parecen insoportables, empujones para colocarse en primera fila y discursos casi humillantes para sus aliados, sabemos que nos encontramos ante un G7 en el que se van a llegar a muy pocos acuerdos y del que quedarán muchas anécdotas sin importancia.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ya han avanzado que las cosas no van bien. La tendencia al superproteccionismo de Trump o a incumplir acuerdos a los que se llegó con el anterior presidente de los Estados Unidos, está provocando que el comercio, el medioambiente o el papel de Rusia en las relaciones con Europa y el país que preside Trump, sean temas en los que no se avanza adecuadamente e, incluso, asuntos que pueden sufrir un grave retroceso.

Falta saber si Trump será capaz de llevar a cabo lo que ha ido prometiendo. Y falta por saber si la falta de delicadeza del presidente norteamericano y su discurso tosco y vacío tendrá reflejo en sus políticas.

En cualquier caso, además de los temas de siempre y de estas incertidumbres que genera el presidente norteamericano, este G7 se completa con una serie de países invitados (Etiopía, Níger, Nigeria, Marruecos o Kenia) y debería servir para que el diálogo de los países más poderosos de la Tierra sobre la inmigración fuera fructífero. Desde Libia, uno de los países más desestabilizados del mundo y un territorio en el que las mafias tratan con personas sin grandes problemas, hoy saldrán cientos de personas hacia las costas de Sicilia. Lo harán como muchos otros lo han hecho hasta hoy. Llegarán algunos y otros no podrán hacerlo. Sería una oportunidad magnífica para que los líderes políticos lograsen pensar en cómo se puede solucionar un problema enorme y tremendo. Aunque todo indica que no será así. Los que hoy salen de las costas africanas hacia la isla en la que se celebra el G7 no llegarán a sus costas porque se les impedirá y serán trasladados al continente. Mal comienzo. ~