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Unidos con el 155

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17 may 2018 / 20:25 h - Actualizado: 17 may 2018 / 22:28 h.
  • Unidos con el 155

Parece que los líderes del PP, PSOE y Ciudadanos se han logrado poner de acuerdo en endurecer la aplicación del artículo 155 de la Constitución española si se llega a producir una situación que justifique volver a empezar a controlar las instituciones catalanas. Rajoy no tiene más remedio que hacerlo aunque el coste político sea elevado; Pedro Sánchez parece haber entendido que en este asunto no sirven posturas ambiguas; y Albert Rivera lleva ya una temporada reclamando un endurecimiento claro y contundente.

Se ha perdido el miedo a la aplicación de un artículo que nadie sabía en qué podía traducirse. Ya se sabe que los proveedores cobran sus facturas, los funcionarios también cobran su sueldo, que los Mossos d’Esquadra parecen un cuerpo policial al servicio del conjunto de la ciudadanía, etc. Pero también se sabe que no se pueden dejar en manos de los independentistas los medios de comunicación públicos. Tanto la televisión autonómica como la radio han seguido siendo una máquina propagandística de dimensiones y potencia colosales. Algo inadmisible. Ante algo así no hay que tener complejos y se deben tomar decisiones a pesar de las críticas que puedan llegar de Europa. El buenismo es una lacra que no puede tener espacio ante una situación que pone en riesgo a un país entero. Y se sabe que la gestión de las competencias transferidas, como por ejemplo la enseñanza, se deben vigilar para que no se desvirtúen. Porque, finalmente, lo importante es que todos los españoles sea iguales y que no existan unos de primera categoría y otros de quinta.

Tanto el Gobierno como los líderes de los grandes partidos han llegado a la conclusión correcta. Ante un desafío como el que se plantea en Cataluña, y que se prepara en el País Vasco o Baleares, no caben las dudas. La experiencia vivida debe servir para hacer las cosas mejor. Porque habrá que aplicar el artículo 155 mucho antes de lo que podemos esperar. Escuchando el discurso de Torra nada hace pensar que esto aguante más allá de dos o tres meses. Solo ERC puede poner un punto de cordura negándose a seguir por la senda de la desobediencia. No hay otra salida. Y si ERC se mantiene cerca de las propuestas de Torra para no cargar con la culpa de lo que algunos tacharían de traición no habrá otro remedio que aplicar, otra vez, el artículo de la Constitución más famoso de todos los tiempos. Esperemos que, esta vez, con la intensidad que merecen las circunstancias.