Los bebés no votan

El bebé del Cerezo, sometido a insultos, vejaciones y violencia extrema hasta

18 jun 2017 / 00:10 h - Actualizado: 17 jun 2017 / 23:26 h.
  • Los bebés no votan

En la barriada del Cerezo sollozaba un pequeño corazón al ritmo de los violentos movimientos, zarandeado por su propio padre - perdón, por el hombre que lo engendró- que no dejaba de sacudir a una criatura de seis meses que, frágil, estaba a punto de perder la vida. Su pequeño y tierno cerebro no encontraba remedio a unas desalmadas aceleraciones y movimientos violentos que le estaban destrozando por dentro mientras colgaba de los brazos de un canalla. Aquel ser indefenso, sin nanas de la cebolla, sin caricias ni mimos, sin la ternura del amor más grande que existe, perdía su futuro a la hora del calor y el odio bajo los nudillos de la sinrazón. En El Cerezo un brote hermoso de Cerezo nunca se pondría en flor. Se marchitaba temprano, talado por el que debía ser el jardinero que lo regara cada día de su vida. Se quebraba la vida de un principito llamado a sonreir en este mundo, traído a la tierra la pasada Navidad en la ciudad en la que reside la Esperanza, una Esperanza que esta vez se escapaba entre sus deditos. La persona llamada a defender con uñas y dientes la recién nacida ilusión asesinaba las leyes naturales del hombre a golpe de maltrato. ¿A quién le tocará explicarle al pequeño en el cielo que su propio padre habia terminado a golpes con su vida?

El pequeño no tuvo quien lo defendiera a la hora del infanticidio. Ese zarandeo mortal de una tarde de verano quedará impresa en las noticias de sucesos de una página más. Hasta que, dentro de poco, se diluya el recuerdo de los hematomas y la sangre seca en las comisuras de su pequeña boquita. Apenas quedará esta historia en el testimonio de un par de vecinas y en las lágrimas del personal sanitario que una vez más tuvo que enfrentarse a una situación para la que no estamos preparados los seres humanos.

Pero nada más. Este bebé, sometido a insultos, golpes, vejaciones y maltrato extremo hasta la muerte no tendrá plataformas que salgan a la calle para reclamar igualdad y endurecimiento de leyes. No habrá jamás minutos de silencio. No tendrá movilizaciones de partidos políticos reclamando medidas, justicia, normas y programas. Este bebé, de féretro chico y blanco, no contará con declaraciones en televisión, con trípticos y fotos, con debates de sesudos opinadores llamados a defender las teorías de los partidos políticos.

Sus iguales, recién nacidos todos, forman un colectivo olvidado, casi exento de derechos desde el vientre. No es verdad que se les tengan en cuenta, no habrá quien acuse al adversario político por no acordarse de ellos. No pasará nada ni la sociedad emprenderá cambios culturales por ello. Al fin y al cabo son bebés, frágiles, tiernos, inocentes y, sobre todo...no votan.