Marchena del Corpus, Marchena concepcionista

Image
10 dic 2016 / 20:53 h - Actualizado: 10 dic 2016 / 21:08 h.

Somos, a qué negarlo, mucho de aluviones. Acabamos de salir de la epopeya concepcionista, la que viste la ciudad de celeste y blanco aunque, si miramos bien, quizás los colores de la Inmaculada no estén tan presentes o tan visibles como quisiéramos. Sí, ayer las cofradías tuvieron veinte besamanos, las parroquias y los movimientos eclesiales celebraron vigilias en todos los formatos y bajo todos los carismas posibles y los sacerdotes, en el mejor caso vestidos de celeste, celebraron también allí donde se reunió una comunidad de fieles, la fiesta de la Inmaculada, solemnidad en medio del Adviento para poner los ojos en María y no apartarlos más hasta el gozo pleno de la Navidad.

Es la fiesta de la Pureza inicio de los gozos de Diciembre en muchos pueblos de la provincia: Castilleja de la Cuesta, La Algaba, Morón de la Frontera, Pruna o Villanueva del Ariscal, por decir algunos entre los que la tienen por máxima devoción. Son innumerables las representaciones por doquier en los templos de la archidiócesis, destacando las imágenes que acompañan a Jesús Sacramentado en la procesión del Corpus Christi.

Y entre los Corpus, el de Marchena, que hace un mes tuvo una presencia destacada en la Muestra de Semana Santa y Turismo Religioso de la Diputación. Aunque no pudo verse allí una de las celebérrimas alfombras de serrín que los jóvenes preparan para que por ellas, como rocío en el desierto, pase Jesús Sacramentado, sí pudo admirarse el respeto por su legado de tradiciones, entre ellas, cómo no, la presencia de la Inmaculada en su cuidado cortejo.

Los pasos de esta procesión eucarística se alejan de los estereotipos contemporáneos y nos conducen a un tiempo ideal, a una arcadia de lo procesionante que evoca el pasado que ya sólo cuentan las crónicas ajadas por el tiempo. La Inmaculada, como el Niño Jesús, la custodia y las reliquias portadas a hombros del Corpus marchenero, sirven de ejemplo para entender ese aluvión concepcionista, que no hace más que remitir a las esencias de nuestros pueblos, de nuestras ciudades, de nuestras propias vidas.

El Corpus de Marchena es un compendio de lo sacro-festivo que reúne, en un solo cortejo, todas las manifestaciones de la religiosidad popular. La villa marchenera, que hoy cierra los actos del IV Centenario de su voto concepcionista, tiene un monumento vivo a esa manera de entender y vivir la fe en ese Corpus, que es, por su naturaleza, la primera y la más importante de todas las procesiones que recorren las hermosas calles, llenas de encanto e historia. Y se sigue celebrando en jueves, por la mañana. Doble esencia, esencia multiplicada que está a un paso de Sevilla. No se lo pierdan, por favor.