Hablamos de la Constitución. ¿Reformarla o actualizarla? Creemos que, mayoritariamente, se piensa en la reforma, pero son muchos los que optan por el retoque (sucesión en la Corona, Europa y poco más, si acaso el Senado) abordando con leyes ordinarias o incluso orgánicas el arreglo de algunos asuntos como pueden ser determinados cambios en la ley electoral o un nuevo sistema de financiación autonómica. Y ello, ante el miedo a la reforma por estimar que supondría la apertura de una caja de Pandora que no sabemos a dónde nos podría llevar. En esta dirección se preguntaba hace poco Adela Cortina, si el momento actual, convulsionado por la situación de Cataluña y el resultado de las recientes elecciones, permitiría un pacto político, análogo al del 78, absolutamente necesario para abordar una seria reforma constitucional. Ella cree que no, porque, para ello, habría que reforzar previamente el pegamento entre los partidos y los ciudadanos mediante el llamado patriotismo constitucional basado en la lealtad como valor común.
La gran mayoría de los Vicentes pensamos que hay que abordar, con decisión, la reforma. Por supuesto con muchas cautelas, con un proyecto previo trabajado, y con base en un gran pacto político que precisaría una mayoría muy reforzada aunque no la absoluta unanimidad ¿Que, para eso, se requerirá tiempo? ¡Claro es! Pero hay que empezar. El título VIII de nuestra Constitución hace aguas por todas partes. Activar la Comisión Parlamentaria propiciada por el PSOE puede ser un buen primer paso.