Una necesaria reforma constitucional

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20 nov 2017 / 23:19 h - Actualizado: 20 nov 2017 / 23:21 h.
  • Una necesaria reforma constitucional

Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno, ha dejado claro que lo mejor es negociar un modelo de financiación de forma amplia, de forma colegiada hasta donde sea posible y que en ese acuerdo esté presente el nuevo Govern de Cataluña que resulte de las próximas elecciones autonómicas y de los pactos posteriores.

Esto significa que esa reforma constitucional que parecía haber pactado Pedro Sánchez con el presidente Rajoy no estaba definida del todo o que Sánchez vendió la piel del oso antes de cazarlo. Además, Sáenz de Santamaría alude a un acuerdo mucho más amplio que el que parece que podría producirse en estos momentos y que se reduce al apoyo del PSOE, para afrontar un cambio de esas dimensiones tan importantes.

Sin embargo, parece que esa reforma constitucional es necesaria. El modelo autonómico sirvió en su momento para encajar los distintos territorios españoles dentro del Estado, pero no parece que ese mismo modelo haya funcionado del todo bien. De hecho, el problema catalán es innegable, el problema vasco sigue enquistado desde hace muchos años y se van sumando comunidades autónomas que buscan formas alternativas que mejoren su estatus actual. Entre ellas, Andalucía.

Es posible que nadie sepa con exactitud qué es lo mejor para España. Por esa misma razón, no estaría mal que nuestros políticos se sentaran alrededor de una mesa para explorar nuevos modelos autonómicos. Reducir el problema, como tradicionalmente ha ido sucediendo, a un tipo de financiación u otra, no parece que sea el mejor plan. Eso llevaría a posponer un problema de mucho mayor calado. Lo que hemos estado viviendo, y seguiremos sufriendo en Cataluña, debería servir de aprendizaje y acicate para enfrentar el problema con decisión.

Es verdad que no hay planteamientos que puedan calificarse como serios puesto que la falta de profundidad de las propuestas es alarmante. Nadie sabe qué es exactamente esa España plurinacional que defiende Sánchez y que no encuentra aliados si siquiera dentro de su propio partido. Y la división de España que hace Iglesias agrupando las comunidades autónomas entre naciones, sentimientos populares que no se sustancian en la petición de categoría de nación, las regiones históricas y las demás; es, al menos, una forma de no decir nada y dejar sus coqueteos con las formaciones nacionalistas en lugar seguro y a la espera de convertirlos en matrimonios. Según Iglesias, Andalucía estaría colocada en el grupo de sentimientos populares. En la España plurinacional de Sánchez también queda relegada a un segundo plano. Sea como sea, el gran reto del Gobierno andaluz será impedir que las diferencias que existen sigan produciéndose.

Si el primer paso que se dé tiene que ser buscar un nuevo modelo de financiación, que así sea. Aunque evitando dejar comunidades autónomas en situación de desventaja respecto a las que tradicionalmente han obtenido claros privilegios. Pero no se debe descartar una reforma constitucional necesaria en la que todos los españoles sientan que están al mismo nivel que los demás compatriotas y sientan la necesidad de pertenecer a un país como España.