El nuevo Acuario de Sevilla ya es una realidad. Con dos ecosistemas totalmente renovados y una importante exposición temporal de medusas, la instalación hispalense alcanza el objetivo de situarse como un referente en la oferta educativa, de ocio y turística de la ciudad.
Tras la compra por parte de Global Omnium el pasado 22 de noviembre, el grupo empresarial explicó ayer sus principales proyectos de renovación del centro que, con una inversión total prevista de dos millones de euros, ya han empezado a realizarse.
La tecnología se ha implementado en las áreas técnicas con el fin de controlar de una manera ecológica y sostenible todos los parámetros, en busca del bienestar animal y de la disminución del consumo energético. En la zona de recorrido se ha instalado un potente wifi para que los visitantes puedan acceder a futuros contenidos digitales que complementarán la información con material audiovisual sobre las especies y ecosistemas.
El nuevo Acuario de Sevilla se presenta con 400 especies de animales y unos 11.000 ejemplares, repartidos por más de 40 tanques en exposición y otros 30 si se visita la zona técnica.
Interpreta cinco grandes áreas del planeta, con los ecosistemas dedicados al Guadalquivir, Atlántico, Selva tropical, Oceanario e Indopacífico, reflejando la perfección del mundo marino con sus colores, su arquitectura y su inmensa variedad de habitantes, entre ellos corales de agua fría, medusas de todo el mundo, manglares o los seres que pueblan la jungla profunda, únicos.
El director del centro, Juan Antonio Romero, asegura que esta transformación desarrolla «un proyecto muy bonito que apenas había comenzado y que, ahora, hemos culminado y recuperado para la ciudad de Sevilla gracias al impulso decidido de Global Ominum y al esfuerzo de los empleados, de una plantilla que, no sólo se ha mantenido, sino que ha empezado a crecer. Con estos magníficos profesionales y con los principales expertos que han concurrido en la obra, hemos convertido este centro en otro de los grandes monumentos de Sevilla».
El propósito del nuevo acuario en toda su parte expositiva es que los visitantes sigan el viaje que emprendió Magallanes hace 500 años y contemplen y disfruten de lo que, en realidad, no pudo ver el navegante portugués: lo que está debajo del agua.
El viaje comienza en el Puerto de Sevilla con el ecosistema del Guadalquivir, donde se descubre la fauna autóctona y la invasora de los diferentes tramos del río. Continúa cruzando el segundo océano más grande del planeta, el Atlántico, donde destacan los corales del Atlántico Oriental, y los tanques dedicados a los animales más pequeños, la Guardería, en la que se puede ver crías de sepia y rayas, huevos de tiburón, así como el plancton, la base de la alimentación de muchos de los animales del acuario.
De este modo se llega a la Selva tropical, un espacio totalmente reformado con raíces de árboles, ruinas incas y frondosa vegetación, donde se encuentran animales tan espectaculares como las anacondas verdes, las tortugas Mata-mata, las iguanas y las vistosas ranas de colores, recientemente incorporadas.
Así se llega al Oceanario, el tanque de tiburones más profundo de la Península Ibérica y en el que se pueden observar los animales más impresionantes del acuario, para luego cruzar la terrible tormenta que sufrió la expedición de Magallanes surcando las aguas de la Patagonia merced a una proyección en mapping en la que unas naves parecen sucumbir entre las olas.
Tras este tránsito, se desvanece la tormenta... y llegan las medusas. Calma es una exposición singular, con avances tecnológicos y nuevas técnicas expositivas, con juegos de luces de colores, que inducen al relax. La exposición contiene unas mil medusas de 12 especies, entre ellas las cinco más urticantes del mundo.
El recorrido continúa con la entrada en el Indopacífico, un área donde se hallan miles de peces, como los peces león y las inquietantes morenas. La expedición, por fin, llega a las Islas Molucas. Este es el tema de un nuevo espacio expositivo con un gran tanque en el que se reproduce un bosque de manglares con tres de las cuatro especies existentes y la silueta de la nao Victoria en sus paredes