¿Hacia dónde se encamina la industria aeronáutica más allá de la producción de aviones? ¿Cómo está cambiando la aplicación de la tecnología la manera de relacionarse de los fabricantes con sus clientes y sus proveedores? ¿Qué es eso de la digitalización y cómo está impactando en el modelo de negocio del sector? ¿Y en el propio proceso productivo? Airbus dio ayer algunas claves de hacia dónde está orientando su estrategia –que determinará el rumbo a buena parte de la industria auxiliar– y a qué está destinando ese 9 por ciento de los ingresos anuales que invierte en I+D+I. Y el primer paso lo está dando en el cambio cultural –en la forma de pensar y de trabajar– en el seno de la organización porque el cliente demanda «nuevos servicios y una aproximación diferente a nuestros productos», en el sentido de mejoras en la disponibilidad de los aviones y de sus capacidades, lo que ha llevado a la empresa a redefinir sus competencias clave. Veamos actuaciones concretos.
En la información está el poder. Y Airbus cuenta con inagotables fuentes de generación de datos: de sus aviones, drones, satélites... Pues ya trabaja en una línea para usar esta información y dar un servicio de imágenes útil por ejemplo para la agricultura. El fabricante aeronáutico también explora otras líneas de negocio. «Estamos explicando en Australia cómo hacer misiones de salvamento y el cliente nos pagará por cómo de buenos seamos ayudando en estas misiones», explica Juan Ignacio Castro, responsable de la implementación digital en Aviones Militares de Airbus Defense and Space, que también apunta a la plataforma digital Sky Way en la que almacena información de clientes y proveedores, que le ayudarán a desarrollar aplicaciones a medida que les faciliten su tarea diaria.
En resumen, se trata de ofrecer nuevos servicios que se traduzcan en un ahorro de costes, como el que propicia el «mantenimiento predictivo», que permite atacar donde más le duele al cliente, esto es, reducir el tiempo de interrupción de las flotas y predecir qué tareas de mantenimiento o reparación serán necesarias y las más urgentes. «Estamos logrando reducir un 30 por ciento la interrupción de operaciones en aeropuertos que no tienen base de mantenimiento», abundó.
Sebastián Renouard, vicepresidente de la división aeroespacial y de Defensa de Altran, completa el resumen de los nuevos modelos que se están imponiendo en la aeronáutica civil. Así, instó a la necesidad de «repensar las organizaciones para que sean más ágiles y piensen en el cliente desde el principio, trabajar con las universidades, recoger la innovación que hay en el mercado y sacar más partido a la tecnología para vender más».
Y cambiar el ritmo. «Antes desarrollábamos un avión en 7–10–12 años, ahora hay que hacerlo en cinco y haber pensado en el modelo de negocio y de servicios a nivel gobal». La realidad aumentada, citó, que permite formar a los operadores de mantenimiento cuando aún ni siquiera está construida la planta es otra de las herramientas que ya utilizan los grandes. Es lo que se conoce como industria 4.0. En la planta de San Pablo, por ejemplo, se está invirtiendo en las maquetas virtuales, que permiten construir aviones sin planos. La clave, el ahorro en el tiempo de producción y en los costes.
Fue la primera mesa redonda que anticipó la inauguración oficial hoy de la cuarta edición del Aerospace an Defense Meetings, y a la que siguieron otras en las que se analizaron los retos del sostenimiento de la aeronáutica militar o ecosistema espacial. En el ámbito militar, donde se contó con la empresa de motores ITP Aero y el Ejército del Aire quedó patente la ayuda que proporcionan herramientas como la realidad virtual para instruir a los mecánicos del Ministerio de Defensa allí donde a los de la industria no se les permite llegar.