«Las víctimas de ETA han dado una lección magistral»

ETA estuvo a punto de acabar con su vida en el atentado que cometió contra la prisión provincial situada en La Ranilla en 1991. Hoy, Joaquín Vidal representa a las víctimas andaluzas del terrorismo

Manuel Pérez manpercor2 /
05 may 2018 / 08:27 h - Actualizado: 05 may 2018 / 18:36 h.
"Terrorismo","ETA","Víctimas del terrorismo","El fin de ETA"
  • A la derecha, Joaquín Vidal junto al presidente del Parlamento de Andalucía, Juan Pablo Durán, en 2017. / E.C.
    A la derecha, Joaquín Vidal junto al presidente del Parlamento de Andalucía, Juan Pablo Durán, en 2017. / E.C.

Corría el año 1991. En la cárcel provincial de Sevilla I cumplían condena seis etarras. Una letrada les avisó de que venía en camino un paquete bomba. Cuatro fallecidos y cerca de 60 heridos dejó el primer atentado de ETA en Sevilla, después de que la Guardia Civil evitara la matanza de Parot un año antes. Allí estaba Joaquín Vidal, presidente de la Asociación Andaluza de Víctimas del Terrorismo (AAVT), que, creada en 1995, es la segunda entidad de estas características más antigua de España, por detrás de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), fundada en 1981.

—Como víctima que es, ¿qué se siente al recibir la noticia de la disolución definitiva de ETA?

–Prácticamente lo teníamos totalmente asumido, porque ha sido una victoria del Estado de Derecho, que tenía a la banda terrorista en un callejón sin salida. Lógicamente, han tenido que tomar esta decisión.

—Un callejón sin salida que comenzó en octubre de 2011. ¿Alguna vez pensó que llegaría este día?

–Sí, desde entonces se veía. Lo único es que ellos han esperado este tiempo para blanquear la historia de que no son unos asesinos, cuando en realidad se trata de una banda criminal que le llegó su fin gracias a toda la sociedad española. Creo que cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, sin lugar a dudas, los han llevado a esta situación en prevención de todos y, lo más importante, de las víctimas, que son los que más han sufrido los 50 años de terror y dolor.

—Andalucía no fue uno de los principales objetivos de ETA, aunque sufrió su terror con saña. ¿Qué recuerda de aquellos años?

–Si miramos hacia atrás, la fuerza de los atentados empezó en el norte y después fue trasladándose hacia Madrid hasta llegar a Andalucía. Aquí nos dieron una buena batida también. Tuvimos casi una veintena de muertos y sembraron bien el caos. La infraestructura que ellos tenían fue muy grande.

—¿Es posible cerrar las heridas?

–Al que le tocó le va a quedar para siempre, pero hay un hecho evidente y es que las víctimas han dado una lección magistral, porque jamás ha habido venganza. Eso es muy importante en estas circunstancias: recalcar que aquí nunca hubo un conflicto, sino el que generaron los propios terroristas y que, además, no han conseguido nada de lo que querían. Han ido de fracaso en fracaso, aguantando en el tiempo con las infraestructuras que tenían, extorsionando a los empresarios para sacarles dinero y con esa trayectoria tan criminal y absurda que han tenido.

—ETA pidió perdón a una parte de las víctimas, a las que, según ellos, eran ajenas al conflicto. ¿El fin de ETA pasa por el perdón?

–Ellos quieren mantener su propaganda, mantener siempre la idea de que justifican y blanquean todos los crímenes que han realizado. Lo estamos viendo con este teatro de comunicados. Parece que quieren presentar a la sociedad española que aquello era una causa justa. Es tan absurda toda la trayectoria de estos 60 años, que no tienen por dónde cogerla.

—Ahora que ETA desaparece, ¿qué hay hacer para superar tantos años de miedo y dolor?

–Lo más importante ahora es hacer el relato verdadero de todo lo que ha sucedido. Nosotros tenemos que llevar todas estas situaciones y plantearlas a la sociedad, para que quede clara la historia de este país y difundir que con el crimen y con la vida de los inocentes nadie llega a ningún lado. Esa no es manera de construir un país ni de crear una convivencia entre las personas. El tiempo irá borrando las heridas, pero no sabemos cuánto tiempo tardará en volver la convivencia.

—¿Ve con buenos ojos el acercamiento de presos a Euskadi?

–Hay una realidad en torno a los presos y es que, dentro de la ley penitenciaria, ellos tienen una serie de beneficios según comportamiento. Ya hemos vivido y conocido cuántos presos se acercan al País Vasco, que son los que se arrepienten y que se acogen a los beneficios. Aquellos que quieran mantenerse en la mentalidad del crimen, lógicamente no recibirán esos beneficios. Es lógico.

—Pero ahora que no existe ETA como tal, ¿qué sentido tiene la dispersión?

–La dispersión seguirá cumpliendo con su cometido, porque quedó claro que tenerlos a todos en una misma prisión era lo más conflictivo.