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San Isidoro del Campo perece ante el olvido de los políticos

Izquierda Unida denuncia falta de iluminación, rotura de zócalos y aparición de humedades

21 ago 2018 / 08:19 h - Actualizado: 21 ago 2018 / 07:00 h.
"Arte","Arquitectura","Patrimonio","San Isidoro del Campo, a su suerte"
  • Vista del Monasterio de San Isidoro del Campo, monumento declarado Bien de Interés Cultural que se ubica en la localidad de Santiponce. / El Correo
    Vista del Monasterio de San Isidoro del Campo, monumento declarado Bien de Interés Cultural que se ubica en la localidad de Santiponce. / El Correo
  • Imagen del deterioro y aparición de humedades en sus estancias. / El Correo
    Imagen del deterioro y aparición de humedades en sus estancias. / El Correo

En octubre del pasado año, tras meses languideciendo y con las puertas prácticamente cerradas, la Junta de Andalucía, ante las desavenencias con los propietarios, dejó que la conservación y gestión del monasterio de San Isidoro del Campo fuera asumida en exclusiva por sus dueños, la Casa Álvarez de Toledo. Echando cuentas, la administración pública había invertido, desde 1991 cuando asumió mediante convenio la corresponsabilidad de este Bien de Interés Cultural, 11 millones de euros. «La Junta no puede mantener durante 25 años más un edificio que es propiedad privada y no recibir contraprestación alguna a cambio», manifestó entonces el delegado territorial de Cultura y Deporte, José Manuel Girela, que lamentó la «falta de diálogo» de la familia Álvarez de Toledo, pese a que se les ha «convocado reiteradamente» para diseñar una alternativa conjunta para la conservación, explotación y seguridad en este monasterio de Santiponce.

Hasta la fecha, y una vez conocida la retirada de la Junta, los propietarios tampoco han tomado cartas en el asunto; y San Isidoro del Campo resiste, mal que bien, el paso del tiempo y las grietas de una situación de práctico abandono que nadie parecer querer asumir. Ayer, el grupo municipal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Santiponce lamentaba, por medio de su portavoz, José López, una situación que no parece tener visos de solucionarse. «Muchos de los focos que iluminan cuadros, pinturas, o retablos no funcionan o se encuentran apagados. Ejemplo de esto último es el retablo del siglo XV que construyo Martínez Montañés, que se encuentra situado en la sala del Reservado. De un total de 12 focos más de una tercera parte de ellos están apagados, o no funcionan», indicó. Junto a otras zonas sin apenas luz (como la Sacristía y la segunda iglesia) también son apreciables los desperfectos en numerosos zócalos y las humedades que están surgiendo en varios espacios.

Pero también Izquierda Unida hace recaer la culpa del abandono en el propio Ayuntamiento de un pueblo que, como recuerdan, tiene la categoría de «municipio turístico». «El consistorio es el encargado de la limpieza de los cuartos de baño, pero durante Julio y Agosto apenas ha enviado personal alguno para su limpieza con lo cual el visitante que necesite utilizarlo se encuentra con un cartel que pone ‘fuera de servicio’», indica López.

«Es una pena ver un edificio tan bonito que este tan deteriorado, necesita rehabilitación y podría convertirse en un lugar espectacular», dice una de las opiniones más recientes dejada por un usuario de la web de valoraciones turísticas TripAdvisor. «El monasterio está bien pero es una pena que este cerrado prácticamente siempre por falta de personal», podemos leer en otro escrito.

Hace unos meses, el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, insistió en que la «realidad del monasterio» es que los propietarios «incumplen el convenio». «Se ha tratado de localizar a la familia, pero ni atiende al teléfono ni acata los requerimientos», indicó. Con todo, y a pesar de la voluntad de la Junta de rescindir el convenio o solventar los problemas que esta cree son achacables a los dueños, la Consejería mantuvo en sus presupuestos para el presente ejercicio una partida de 143.000 euros para el mantenimiento del inmueble. Una inversión que hoy se sabe insuficiente sin que ni los políticos ni los Álvarez de Toledo pongan freno al contumaz deterioro de un enclave monumental que data de 1301