25 años reforestando vías pecuarias

El Taller Verde de Marchena conmemora el aniversario de la reforestación con una plantación en el Cordel del Garabato

María Montiel marmondua /
30 ene 2017 / 07:00 h - Actualizado: 30 ene 2017 / 07:00 h.
  • Varios momentos de la jornada celebrada por El Taller Verde de Marchena. / Fotos: M. Montiel
    Varios momentos de la jornada celebrada por El Taller Verde de Marchena. / Fotos: M. Montiel
  • 25 años reforestando vías pecuarias
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El compromiso con la naturaleza de El Taller Verde-Ecologistas en Acción Marchena ha contagiado a cientos de familias que han participado, un año más, en la reforestación de las vías pecuarias.

Ataviados con los cubos y las típicas palas de playa, se encaminaban para la plantación los pequeños que, en la mañana de este domingo, colaboraban en la actividad. Familias completas disfrutaron de la naturaleza ayudando a la asociación en esta acción que ha conmemorado una efeméride especial. Como cuenta Antonio Mérida, presidente de la asociación, «llevamos ya veinticinco años de reforestación, aunque plantaciones se han realizado más puesto que, en ocasiones, nos hemos planteado un objetivo concreto para el que se ha necesitado más de un día de plantación». Ocurría el año pasado cuando de los cuatro jornadas necesarias, tres estuvieron trabajando bajo la lluvia.

Sin embargo, en esta ocasión, la soleada mañana acompañó a los vecinos que arrimaron el hombro para plantar su árbol. Los pequeños son pieza clave en esta labor, ya que son los encargados de solicitar el árbol mientras sus padres cavan el hoyo donde ubicar el plantón.

Suman ilusión y compromiso en una jornada cuya prioridad es plantar árboles y reforestar vías pecuarias pero también «crear conciencia desde pequeños».

La plantación de este año, y como se viene haciendo desde el año 2010, ha sido en el Cordel del Garabato en su encuentro con la Cañada Real de Osuna, cerca del paso a nivel sin barrera de la línea férrea Sevilla-Málaga. Hasta allí llegaban en coche, aunque también muchos en bicicleta para pasar la mañana disfrutando de la naturaleza.

Manos voluntarias desde Sevilla, Córdoba e incluso Granada trabajaron codo con codo en la zona, muy cercana a la vía del tren. De hecho, este medio de transporte despertó la curiosidad de los niños que, entre árbol y árbol, saludaban al maquinista que pasaba a más baja velocidad.

Desde que arrancó el año, El Taller ha realizado diferentes tareas para adecentar la zona y han recogido del vivero los árboles, de diferentes especies, para poder plantar. Días antes, la asociación estuvo desbrozando el terreno para tenerlo totalmente preparado y, una vez llegado el día, los más de 400 árboles –de diferentes especies como pinos, encinas, algarrobos, acebuches, lavanda o romero– fueron acercados hasta el Cordel para ser sembrados a lo largo de todo el terrero. Antes de la llegada de las participantes «hemos realizado con una máquina algunas agujeros para situar el árbol, algo que también facilita la tarea a la hora de plantar», matizaba Mérida mientras iba saludando a todo el que se acercaba para echar una mano.

Juan es el encargado de entregar los árboles a lo niños y mayores. Da consejos sobre qué se puede plantar en cada lugar y, con mimo, saca la especie para poder intercalar a cada uno de los lados. Con buen humor cuenta que «no puedo coger una herramienta pero ayudo en lo que puedo». Junto a él está Tintín, socio fundador de El Taller Verde y que lleva participando desde los inicios de la reforestación. Mientras iba supervisando las plantaciones, explicaba cómo se debe sembrar «para que luego no se pierdan».

A pesar de los cientos de ojos, el presidente señaló que, de toda la plantación, «un buen año podemos perder un veinte por ciento del total sembrado». Por ello, los miembros de la asociación supervisan el trabajo y ponen protectores «ya que las manos voluntarias son entusiastas pero no especializada». Sin embargo, el verano, los animales y los propios agricultores son un factor importante que resta esfuerzos en las campañas de reforestación.

En estos veinticinco años de arduo trabajo –en los cuales se han realizado más de cien plantaciones– hay anécdotas de todo tipo. Desde Puente Genil llega Manuel Jesús con sus dos hijas dispuesto a plantar. Ha participado en numerosas ocasiones aunque, sin lugar a dudas, recuerda con cariño cómo su mujer se puso de parto al finalizar una de las jornadas hace nueve años. No faltan a ninguna e inculcan a sus pequeñas el amor por la naturaleza.