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A los pies de Consolación

Unos 20.000 peregrinos procedentes de toda la provincia se han acercado a Utrera para venerar a su patrona. Para facilitar la llegada de los devotos fueron cortadas varias carreteras

08 sep 2017 / 15:35 h - Actualizado: 08 sep 2017 / 23:38 h.
"Religión"
  • Un peregrino reza con devoción ante la Virgen de Consolación, patrona de Utrera. / V.C.
    Un peregrino reza con devoción ante la Virgen de Consolación, patrona de Utrera. / V.C.
  • Función principal de Consolación, oficiada por el rector del santuario, Joaquín Reina Sousa. / V.C.
    Función principal de Consolación, oficiada por el rector del santuario, Joaquín Reina Sousa. / V.C.

Utrera vivió ayer intensamente el día de su patrona, la Virgen de Consolación, y lo hizo recibiendo a más de 20.000 peregrinos procedentes de distintos puntos de la provincia, que se acercaron al santuario para venerar a la sagrada imagen, la del barquito en la mano.

La peregrinación es lo que queda del antiguo esplendor de la histórica romería utrerana que antaño llegó a ser lo más parecido a lo que hoy es la del Rocío. Esta romería fue prohibida en 1771 por el Rey Carlos III. La celebración se anuló pero la fe y devoción quedó de por vida manteniéndose.

Así, mientras Utrera celebra en estos días su feria, que también rinde honores a su patrona –se inició el jueves y concluye mañana–, los peregrinos, ajenos a la fiesta, han caminado por fe y devoción durante toda la noche y madrugada para llegar ayer al santuario de Consolación donde han participado en los actos religiosos.

Las principales peregrinaciones procedían de localidades como Los Palacios, Mairena del Alcor, Arahal, El Viso del Alcor, Puerto Serrano, Paradas, Morón, Dos Hermanas y Montellano, además de las pedanías utreranas.

Cada una de estas peregrinaciones recorre un trayecto a pie determinado y a su llegada al santuario cantan la salve, visitan el camarín de la Virgen y celebran su misa. Entre grupo y grupo de peregrinos hay una hora de diferencia, lo justo para visitar a la Virgen y participar en la eucaristía.

Una de estas peregrinaciones fue la de la pedanía utrerana de Trajano, donde un grupo de 40 devotos, acompañados de su sacerdote, Plácido Díaz, recorrieron a pie los más de 15 kilómetros que separaran este poblado con el santuario. El recorrido, según explicó el sacerdote-peregrino a este periódico, fue llevadero gracias al apoyo logístico y a la presencia de los voluntarios de Protección Civil que les facilitaron el paso por los puntos más conflictivos.

Una vez en el santuario, los peregrinos de Trajano vivieron, según dijo Plácido Díaz, el momento más intenso al encontrarse con la Virgen ante la que oraron y trasladaron sus peticiones. Fue el propio Placido Díaz el que ofició la eucaristía para su grupo, manteniendo todos ellos la promesa de volver el siguiente 8 de septiembre.

Durante toda la madrugada de ayer el santuario mantuvo abiertas sus puertas para recibir a las miles de personas que acudieron a venerar a la Virgen.

Como todos los años, uno de los grupos más grande de peregrinos fue el de la vecina localidad de Los Palacios y también una de las primeras en llegar al santuario. El joven peregrino Domingo Jarana, curiosamente jugador de fútbol del CD Utrera, explicó a este periódico que en su localidad existe una gran devoción a la Virgen utrerana y por ello muchos de sus vecinos caminan cada año por las vías que conducen a Consolación.

Es tan grande el número de devotos palaciegos que las fuerzas de seguridad, para evitar riesgos de accidentes, cortan la carreta de poco más de 10 kilómetros que separa Los Palacios de Utrera. Esta medida forma parte del dispositivo de seguridad que, bajo la coordinación de Juan Diego Carmona, se desplegó en las horas previas para dar apoyo a todos los grupos de peregrinos y así facilitar su tránsito por los caminos y carreteras .

En el apartado religioso los actos culminaron ayer con la celebración de un rosario de la aurora que partió de la parroquia de Santa María de la Mesa, enclavada en el centro histórico de Utrera, y finalizó en el propio santuario, donde a su llegada el sacerdote salesiano Juan José Gutiérrez Galeote ofició una misa.

Finalmente, a las 12 del mediodía de ayer, con el templo repleto, se celebró la función principal con una solemne misa concelebrada, que presidió el rector del santuario de Consolación, Joaquín Reina Sousa, y que concluyó con la homilía, que corrió a cargo del delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Marcelino Manzano Vilches.

Este año una de las novedades impuestas en esta celebración por el rector del santuario utrerano, el párroco Joaquín Reina Sousa, fue la sustitución de la tradicional lámpara de aceite que rememora el milagro del cambio de rostro de la sagrada imagen supuestamente acaecido en 1560, por una eléctrica con el fin de evitar riesgos de incendios.